El 2012 entró en vigencia la Ley Tolerancia Cero, la cual redujo los niveles permitidos de alcohol en el organismo y precisó los conceptos de "conducción bajo la influencia del alcohol" y "estado de ebriedad". Esta ley estipuló multas y suspensión de licencia para aquellos conductores bajo la influencia del alcohol; y multas más severas, cancelación de licencia y presidio por la conducción en estado de ebriedad o bajo la influencia de sustancias sicotrópicas. Incluyendo un aumento decidido en las sanciones en caso de reincidencia.
En el 2014, aparece la Ley Emilia destinada a disminuir accidentes con resultados de lesiones gravísimas o la muerte, ocasionados por conductores bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. Para ello, esta ley fijó al menos un año de cárcel efectiva para aquellos conductores irresponsables. Midiendo los efectos de esta ley, según la Fundación Emilia, en un 50 por ciento han disminuido los accidentes generados por conductores bajo la influencia del alcohol, bajando con ello el número de fallecidos
Si bien estas leyes nacieron con el espíritu de generar conciencia y cambios de hábitos en nuestra sociedad, aún persisten conductores o conductoras irresponsables tras el volante. No es menor es que este "18" se haya detectado, por medio de controles, a más de mil personas conduciendo bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad.
El aumento considerable del parque automotor en nuestro país, también es otro factor al que se debe poner atención. Por tanto, las campañas debiesen ser más persistentes en el tiempo, apuntando a todos los segmentos de la población. Ahora bien, mirando las estadísticas se podría poner foco en el grupo etario 18-29 años, en el que según Conaset, el consumo de alcohol al conducir y el no respeto a la señalética del tránsito, son los factores de mayor incidencia en la ocurrencia de accidentes de tránsito.
Para reforzar la formación de buenos conductores y peatones sería una buena idea hacer hincapié en que los jóvenes asistan obligatoriamente a escuelas de conductores, aumentando también las horas prácticas de conducción. Además de reforzar la educación vial en los colegios. En Dinamarca, por ejemplo, los jóvenes que asisten a escuelas de conductores, aprenden también primeros auxilios y sólo pueden conducir si cuentan con seguros.
Rolando Franco Ledesma, abogado, socio de Franco & Cía