El Austral

Era cerca de la medianoche del jueves recién pasado cuando un ensordecedor grito paralizó a media sala de juegos del casino Dreams de Temuco.

Un hombre, cuya edad bordea los 40 años, salía corriendo de su asiento, cuán futbolista celebrando un gol. Pero no cualquier gol. Era de esos que deciden un partido en el epílogo, en la final de una Copa. A los pocos minutos no había un alma en el recinto que no supiera de la buena nueva. El póker, que a esa hora acumulaba más de 282 millones de pesos, tenía dueño y transformaba a todos, en privilegiados testigos de una noche que quedará en la historia de los juegos de mesa.

En adelante, los aplausos y los abrazos de conocidos y desconocidos se multiplicaban al ritmo del descorche de espumantes, de la explosión de confetis y de la batucada con la que los anfitriones de la sala de juegos suelen festejar a los clientes que obtienen premios relevantes.

Jugada

Una vez concluida la celebración, que se extendió por más de una hora, la plana mayor del área de juegos, acompañada por personal de seguridad, se acercó hasta las inmediaciones de la mesa de Caribbean Póker con un carro, literalmente, lleno de billetes de 10 y 20 mil pesos. Tras el protocolo de pago, el aún atónito afortunado de la jornada, fue revelando detalles de la jugada cuya probabilidad que ocurra es una entre decenas de miles de manos jugadas.

Acompañado por su esposa y por un amigo, quien coincidentemente hizo una escala real en mano en abril del año 2012, en el mismo casino, ganando 70 millones de pesos, afirmó que las tres primeras cartas que miró fueron J, Q y K de diamante. "Ahí me empecé a poner nervioso. De hecho le pedí a mi amigo que él mirara la cuarta carta, señalándome que era un 10 y de la misma pinta…", relató.

El silencio se apoderó de la mesa. Sólo faltaba el As de diamante. Mientras, más de algún curioso centraba su atención en lo que podía ser una auténtica jugada perfecta. (De esas que se ven en las películas de Cowboys). "Sentí que el corazón se me salía por la boca cuando tomé la quinta y última carta… y era el As.", confidenció el ganador quien, en estricto rigor, hasta ahí había ganado sólo un millón de pesos por su escala real, ya que la regla indica que la mesa paga 200 veces lo apostado a quien tenga esa jugada.

"Si bien mi apuesta fue de 10 mil pesos, la banca te ofrece un seguro que consiste en depositar 500 pesos en un orificio que está en la mesa de póker y, con eso, en caso de tener la escala real, te llevas el pozo acumulado. Como lo obtuve yo", acotó sonriente el ganador de exactos 282 millones, 240 mil 570 pesos, más el millón antes mencionado.

Una vez concluido el pago, el progresivo de póker quedó con un pozo acumulado garantizado igualmente atractivo. Desde ese mismo instante 161 millones de pesos esperan por la o el afortunado que pruebe suerte en el principal centro de entretención de la capital de La Araucanía, cifra que día a día irá aumentando.