El falso conflicto mapuche
En su carta del 12 de enero, la señora Rayén Cayumán desnuda con valentía una verdad absoluta sobre el inexistente conflicto mapuche. La gran mayoría de ellos son personas pacíficas, amantes de su tierra, respetuosos de sus vecinos y, por sobre todo también amantes de su ancestral libertad. Desde tiempos remotos han vivido en sus comunidades organizados en pequeños grupos dedicados a la siembra y la pequeña ganadería, y no obedecen a líderes cupulares que pretendan representarlos políticamente. Solo algunos fueron ideologizados por estudiantes universitarios del MIR durante la época de la U.P., para cometer actos violentos, pero fueron un grupo muy minoritario.
Concuerdo con la señora Cayumán que a partir de los años noventa la centroizquierda inició una campaña de captación de voluntades mediante una millonaria y fracasada entrega de tierras, sin resultado que la favorezca políticamente hasta la fecha.
Hoy día una pequeña izquierda más extrema ha preparado ideológicamente y militarmente una comunidad específica para quebrar el orden institucional mediante un terrorismo despiadado, desconocido en La Araucanía, con peticiones de autonomía geográfica que no representa al mundo mapuche.
Algunos políticos de centroizquierda dicen que el "conflicto mapuche" se resuelve con diálogo político. ¿Con quiénes? ¿con la pequeña comunidad terrorista?, ¿con las comunidades pacíficas mayoritarias que no tienen organización política?
Rodrigo Montesinos Vásquez
Pabellón El Amor de Chile
El día miércoles 31 de enero de 2018 se inauguró en la ciudad de Temuco la obra arquitectónica El amor de Chile. No ha pasado un año y se le ha cambiado de nombre, argumentando variadas razones para justificar este atropello a una obra de creación artística.
Frente a este hecho, quiero señalar en mi condición de escritor, mi más fuerte rechazo a ello, ya que por los argumentos esbozados por las distintas personas ligadas a esta decisión, adolecen desde mi percepción, de múltiples errores y no responden al llamado del corazón de esta obra que conmueve y convoca.
Para comprender mejor la presencia de este texto poético, transformado en madera y vidrio, El amor de Chile en nuestra ciudad y Región, es necesario saber que esta propuesta se inicia el año 1988, cuando la Fundación Andes acuerda con la Universidad de La Frontera la presencia como poeta residente de Raúl Zurita, en La Araucanía. En ese periodo se inicia la escritura del gran texto poético de las últimas décadas en Chile como es La vida nueva, en el cual se encuentra inserto la sección poética denominada Del Amor de Chile.
La obra material del arquitecto Cristián Undurraga, se sustenta en una aguda y profunda lectura del texto ya señalado. Esta obra y el poema, son un Chile cobijante, extenso, abierto a la inmensidad y sostenido en un amor por las personas, la tierra, las aguas, los frutos que ellas generan y contienen la vida de quienes aquí habitamos. Es una obra que soporta a ese Chile que todos quisiéramos vivir. Por ello nos recibe una extensa y angosta mesa que representa a un país-región que quiere reunirse y reencontrarse.
Sin duda alguna esta obra arquitectónica se sostiene en el texto poético ya señalado y por lo mismo, debiera respetarse y resguardar su nombre y autoría. Señalar lo contrario, es pasar por alto la función social y creativa de los artistas nacionales (región-país), que además es resguardada por una legislación que la protege.
La instalación de esta obra en ese lugar, responde a una mirada política de los años 90, que buscaba acercar a través de la avenida Arturo Prat al cerro Ñielol con el río Cautín. Señalar que por encontrarse a los pies de este cerro la obra, debiera llamarse Pabellón de La Araucanía, nos obligaría felizmente quizás, a cambiar de nombre, por ejemplo, a la mayoría de las calles de la ciudad en que vivimos.
Por lo que ya he señalado, reitero mi discrepancia con esta decisión que me parece nefasta en el respeto y resguardo de la obra de los creadores artísticos, que le han dado nombre y prestigio a nuestro país y a la Región de La Araucanía.
Hugo Alister Ulloa
Cables peligrosos
Con sorpresa observé el otro día la "premura", con la CGEI, respondió a mi carta enviada a usted señor Director, el día 6 de enero respecto a unos cables que habían quedado colgando por un lado y enterrados, en la otra parte, de una reparación hecha hace algún tiempo, en la esquina de las calles Folilco con San Martín, en la Población Millaray.
En un principio pensé en felicitarlos por su diligente accionar, pero grande fue mi sorpresa cuando fui a cerciorarme del "arreglo", y ver que el cable, que estaba colgado, en vez de retirarlo, lo amarraron a los otros cables que afirman el poste. Ni qué decir, del otro extremo, al cual ni siquiera miraron, estando con sus puntas aceradas, listas para ocasionar un accidente.
La verdad Director, ojalá publique nuevamente ésta, para volver a denunciar este hecho, del cual supongo, la jefatura no está informada, para que tomen cartas en el asunto y podamos ver que definitivamente, el problema quede solucionado.
Agustín Rivas Parra