Clases de religión
La neurosiquiatra infanto juvenil Amanda Céspedes, considera que las clases de religión no deberían darse en los colegios. Su experiencia clínica le hace sostener esta idea debido a que sus pacientes se sienten aterrados con las ideas de infierno y pecado. En su reemplazo sugiere, espiritualidad.
El quitar las clases de religión, que en Chile son optativas, no es algo nuevo o que se le haya ocurrido a Céspedes; es tan o más antiguo que el título de su libro: "Esos locos bajitos: compromiso educativo con la primera infancia". De verdad no dudo de la buena intención de quien es presentada como especialista. No obstante, la experiencia clínica no le está reportando toda la información necesaria para un juicio categórico como el que ha expresado. Si para el nombre del libro se vale de Serrat, para su teoría copia a Freud en el método empírico utilizado.
Quien desee formarse una opinión más certera, considero, debe leer los planes y programas de las diversas confesiones religiosas, validados por el Mineduc y la legislación que sustenta estas clases en el currículo nacional. Para empezar. Luego, puede seguir con las apropiaciones curriculares.
Francisco Eladio Méndez Castro
Agradecimientos al Hospital
Como familia queremos dar los más sinceros agradecimientos al equipo del Hospital Hernán Henríquez Aravena de Temuco, por haber tratado oportunamente a nuestra madre, abuela y esposa señora Nolfa de Carmen Cortez Correa de la comuna de Vilcún. Hay que destacar el compromiso y profesionalismo de los servicios de urgencia, a todo el equipo de Hemodinamia, UTI y UCI Cardiovascular, como al equipo de cirujanos cardiovasculares, quienes intervinieron exitosamente a nuestra madre.
En forma especial agradecer al cardiólogo, doctor Marcelo Potthoff Navarrete, por su calidad humana, empatía y vocación de servicio a la comunidad, que gracias a su apoyo y diagnóstico oportuno, nos permite seguir unidos como familia en torno a la figura de nuestra madre.
Familia Matus- Cortez
Investigación y desarrollo
De acuerdo a una encuesta efectuada por la División de Innovación del Ministerio de Economía, el gasto en Investigación y Desarrollo (I+D) en Chile alcanzó un 0,36% del PIB en 2017, siendo uno de los más bajos de los últimos años.
Si nos comparamos con Estados Unidos, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Japón, Corea del Sur o Israel, las cifras dejan en evidencia la gran ventaja que ellos nos llevan en esta materia. Por ejemplo, en Israel tal monto supera el 4,0% del PIB local, existiendo en esa nación un verdadero ecosistema que fomenta la innovación, integrado por empresas, universidades y gobierno.
Si bien iniciativas como la creación del actual Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación es un paso muy importante- sobre todo en el diseño, formulación, coordinación, implementación y evaluación de las políticas, planes y programas destinados a fomentar y fortalecer la ciencia, tecnología e innovación derivada de la investigación científica/tecnológica- todavía nos quedan muchos desafíos como sociedad para alcanzar las cifras y avances que, en ese ámbito, muestran esos y otros países desarrollados.
Uno de ellos radica en que en el sector privado se creen más espacios para premiar a aquellos colaboradores que aporten con nuevos desarrollos e innovaciones dentro de los procesos productivos en una organización, contribuyendo de esta manera a que ella sea más eficiente, competitiva y genere más oportunidades de negocios en el tiempo.
En el ámbito de las universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica debiera incluirse, por ejemplo, en la malla curricular de toda carrera, independientemente de su área de formación, un ramo de Innovación, con el objeto de desarrollar la creatividad de los alumnos.
A nivel de gobierno, además del reciente creado ministerio, se requieren de más políticas que fomenten las prácticas innovadoras y la incorporación de tecnologías en la mayoría de las reparticiones y organismos públicos, a nivel nacional, regional y comunal.
De esta manera, agregaremos valor al trabajo que hacemos y a los productos y servicios que comercializamos tanto en Chile como en el extranjero.
Daniel Malaiu
Socialismo
El socialismo del siglo XX o del siglo XXI (da lo mismo) simplemente no funciona salvo para los jerarcas y altos funcionarios. Por eso a nadie sorprenden los resultados del gobierno de Maduro, que es de auténtica "raighambre" (sic) socialista.
José Luis Hernández Vidal