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Racing se coronó el pasado domingo como nuevo campeón del fútbol argentino. Y en el plantel del nuevo monarca del balompié trasandino hay tres chilenos que dieron la vuelta olímpica: Gabriel Arias, Eugenio Mena y Marcelo Díaz. Los tres fueron pieza clave en el logro del elenco de Avellaneda y por eso los medios en este país elogiaron su trabajo en el conjunto dirigido por Eduardo Coudet.
Claramente sí el que se lleva la mayoría de los halagos es el volante formado en la Universidad de Chile, Marcelo Díaz, justamente el único que no ha sido nominado por Reinaldo Rueda en su proceso en "La Roja".
"Es el cerebro del equipo. Tomó el puesto en el 2-0 con Central y sólo lo dejó por un par de lesiones. Claro, conceptual, de pase clarificador al compañero, lleno de jerarquía. Llegó de México por la lesión de Mauricio Martínez y, posiblemente, fue el mejor después de Licha López", escribió el diario Olé sobre Díaz.
En tanto, La Nación dijo que "el equilibrio principal fue Marcelo Díaz, que fue volante central, líbero y también líbero por delante, hasta apareció como mediapunta y wing derecho por pasajes del partido con Aldosivi. Pero su función era aportar equilibrio, justamente, en un equipo que transmitía una gran voracidad ofensiva".
Agregan que "a veces Racing llegó a convertir poco en relación con las situaciones de gol generadas (frente a Tigre también se vio eso), pero también fue importante cómo el equipo quedaba parado defensivamente, mientras la mayoría de sus jugadores seguía atacando. Díaz hizo un trabajo destacado como tiempista (también Nery Domínguez, en su última etapa, en el rol de 5 sobre todo porque los centrales Sigali y Donatti también agarraban la lanza y se iban para adelante).
compañeros
Pero al portero Arias también lo elogiaron. "Un baluarte, con atajadas puntuales en momentos demasiado puntuales. Llegó en silencio desde La Calera de Chile, rindió de entrada, se recuperó de una lesión y mostró su jerarquía de arquero de selección", escribió Olé.
¿Y Eugenio Mena? "El internacional chileno vino desde Brasil y se adaptó rápidamente a la exigencia de Coudet y del fútbol argentino. Seguro en la marca, fue un pistón por el lateral con varios centros con veneno", dijo Olé.