La arquitectura más allá de Notre Dame de París
El incendio que afectó a Notre Dame en París es una pérdida invaluable pero su tradicional silueta queda en la memoria de las millones de personas que la conocieron, ya sea personalmente o a través de sus imágenes.
Pronto llegará el momento de volver a construir lo destruido, y eso va más allá del valor monetario de lo que una reconstrucción significa. Es entonces cuando debe surgir la pregunta de si se vuelve a construir lo mismo que se había realizado y fue destruido por las llamas (en gran parte la obra de Viollet-le-Duc en el siglo XIX), o si se mira a una nueva Francia, a una nueva Europa y a un futuro que deje testimonio, a través de un lenguaje contemporáneo de la arquitectura, de lo sucedido.
Marianne Stein, Universidad del Desarrollo
Oportunidad de tomar conciencia
A principio de setenta, 20 millones de estadounidenses salieron a las calles para manifestar y exigir soluciones a raíz de los problemas de contaminación y cómo ésta afectaba la biodiversidad del planeta.
Lamentablemente, y pese a los innumerables esfuerzos públicos y privados, la contaminación ha ido en aumento. Sólo en 2018 se vertieron más de 4 millones de toneladas de combustibles en los océanos, a lo que se suman enormes islas flotantes de plástico (algunas superando la superficie de Chile).
Chile en esta materia no ha quedado atrás, y ha tomado medidas valiosas, como la restricción de bolsas plásticas y la promulgación de la Ley REP que busca disminuir la generación de residuos y fomentar el reciclaje, considerando que cada año se genera más de 17 millones de toneladas de residuo, de la cual apenas un 10% se recicla.
Este año seremos sede de la COP 25, instancia en donde deberemos entregar compromisos claros de nuestro aporte en esta materia. Siendo una gran oportunidad para demostrar que sí podemos ser líder cuando se trata de llevar a cabo una convicción plena, cuando hablamos de los efectos de cambio climático.
Margarita Ducci
Reflexión cristiana: a propósito de…
Hoy, más que ayer, se hace necesario meditar sobre el significado profundo de las creencias cristianas. Lo religioso y místico del sacrificio de Jesús no es solamente un evento histórico; es atemporal que se desenvuelve de instante en instante. El fuego Pentecostés es "ejército de la voz" o "gran palabra", como lo encontramos en el cristianismo primitivo.
En la cruz leemos INRI (igni natura renovatum integram) que significa "el fuego renueva incesantemente la naturaleza" que resplandece en el cénit de la noche espiritual de San Juan de la Cruz o en misticismo de Santo Tomas.
Necesitamos encarnar profundamente el "misterio del Calvario o Gólgota" comprendiendo su significado espiritual más allá de las posiciones que el materialismo consumista e intelectual hoy ofrece. Nuestras cogniciones humanas no han podido lograr una comprensión plena, creyendo que es posible trascender con la mera abstracción, en desmedro de la espiritualidad. Recordemos que San Pablo alude siempre al Cristo Íntimo que el Gran Rabí de Galilea o Nazareno lo encarnó, siendo el principio sustancial de la cristiandad. En realidad, lo que entendemos en los cuatro evangelios debería vivirse dentro de nosotros.
Es urgente, entonces, conocer el significado de los personajes que conforman el drama del Calvario por el bien de la humanidad y el 'crecimiento espiritual'. Que Jesús fue coronado de espinas, herido, insultado, y juzgado por "traidores" a morir en la cruz, ciertamente, es el vía crucis de cualquier cristiano.
Pilatos representa a la mente cuando dice "ecce homo" = he ahí al hombre, disculpándose siempre como en el mundo del intelecto. Judas, es el demonio de los deseos que nos atormentan. Caifás representa la mala voluntad que "prostituye el altar". El Cirineo que nos ayuda a "llevar la carga del camino". Barrabás es la perversidad. La corona de espinas, la diadema dolorosa de la vida. Los dos ladrones, el bueno el que nos saquea nuestras energías positivas, y, el malo, el enemigo secreto. Los ancianos, la prudencia y la sensatez que a menudo respaldan a Pilatos.
El 'despojo del manto', cuando los tenebrosos no desean que vistamos nuestros méritos y talentos. Los ciegos y cojos- a quienes Jesús curó - son los incapaces de ver la verdad. Los 'mercaderes del templo' son nuestros egos que cargamos en nuestro interior (guaridas de ladrones).
Con la entrada a Jerusalén, del Señor de Compasión lo hace a nuestra 'ciudad psicológica'. Los 'escribas' o 'sabios del mundo' son los intelectuales que apoyan la traición junto a fariseos y saduceos asumiendo poses pietistas: "lux in tenebris lucent".
Omer Silva Villena