De acuerdo a investigaciones recientes elaboradas por Greenpeace Chile, cada habitante del país produce 1.1 kilos de basura domiciliaria diaria, que equivale a aproximadamente 7.4 toneladas al año. Sin embargo, el 80 por ciento no recicla su basura de manera habitual. ¿Las razones? Falta de cultura y carencia de centros de reciclaje.

Lamentablemente, la mayoría de las personas no toma conciencia sobre esta realidad y las consecuencias que ello implica. Muchos intentan ocultar el tema o le endosan exclusivamente a los servicios de aseo dependientes de las municipalidades, este problema que es revelador de nuestros pobres estándares educacionales y falta de compromiso cívico con la comunidad.

La cuestión que nos debemos plantear es que es inaceptable vivir en un ambiente sucio. Los medios de información tratan de crear conciencia en la población, pero la base está en la familia. Los hijos replican la conducta de sus padres y la de sus pares.

Vivimos en una zona urbana con perros abandonados, palomas y roedores portadores de enfermedades, asunto denunciado con frecuencia por nuestros lectores. Ya es común pasar por barrios y carreteras y ver esparcidas bolsas de basura, escombros, papeles, botellas y plásticos. Hay que aplicar la ley y multar a los infractores. Lo mismo ocurre con las lagunas, las riberas de ríos y el mar. Pero es cierto que en la medida que los organismos responsables no retiren en forma oportuna los desperdicios, se van creando condiciones propicias para que los ciudadanos contribuyan a aumentar esos basurales.

A partir de la familia, solo sumando voluntades -integradas por redes voluntarias de juntas vecinales, organizaciones comunitarias, empresas y municipios- podremos cumplir con la indelegable tarea pública de internalizar los beneficios socioculturales que implica para la salubridad pública el sistemático buen manejo de la basura.

Hace poco conmemoramos el 1° de mayo, recordando a los mártires de Chicago, que lucharon por una jornada de ocho horas diarias, porque querían tener una vida más allá de lo laboral, una vida en la que pudieran disfrutar de la familia y desarrollarse como personas.

Bajo esta mirada queremos revisar la propuesta del gobierno de flexibilizar la jornada laboral. Nos preguntamos si eso permitiría dejar más tiempo para la familia u otras actividades, y lamentablemente creemos que no es así.

Se plantea que los trabajadores tendremos más libertad para negociar nuestras jornadas de trabajo, e incluso se ha dicho que podríamos tener más de un trabajo, laborando para un empleador de lunes a jueves y el viernes y sábado realizando otras actividades remuneradas. Pero se olvida que una negociación supone dos partes en igualdad de condiciones. ¿Qué trabajador está en igualdad de condiciones frente a su empleador? ¿Qué pasará cuando el empleador "proponga" una alternativa que al trabajador le afecte su vida familiar o social, cuándo el nuevo horario no le permita ir a dejar a los hijos al colegio o reunirse con amigos después de la pega? ¿Cuántos trabajadores en Chile tienen la libertad de declinar la "oferta" sin arriesgar su fuente laboral?

¿Qué nivel de "libertad" tiene una persona endeudada para dedicar un día a la semana al deporte u otra actividad similar? La reducción de jornada la estaría empujando a lo que se ha llamado la auto explotación (trabajar más de lo que puede, aceptar condiciones inhumanas), poniendo en riesgo su salud y la convivencia familiar que tanto se quiere cuidar.

Tememos que la flexibilidad propuesta se preste para abusos. Un mismo empleador podría contratar a una persona de lunes a jueves y, con otro RUT, viernes y sábado, vulnerando así el máximo de jornada permitida. El Derecho del Trabajo, durante más de un siglo de evolución, ha ido restringiendo la libertad contractual que rige en otras áreas del derecho pues la relación entre trabajadores y empleadores no es simétrica, y el Estado debe cuidar a la parte más débil, que al menos en Chile, sigue siendo el trabajador.

Juan Pablo Beca, director Centro de Ética y Responsabilidad Social Juan Pablo II, UC Temuco

Una repentina epidemia amenaza con exterminar a los gatos de la IX Región, denominada "paulencopenia felina infecciosa" y que corresponde a un virus que afecta por igual a felinos de todas las edades.

La enfermedad provoca diarreas, vómitos, deshidratación y la muerte. Afortunadamente, le enfermedad no se transmite al hombre.

La Araucanía bajo el

agua tras intenso temporal

La lluvia y el viento marcaron la jornada de ayer en Temuco y en toda La Araucanía, producto del sistema frontal que azota la zona sur del país.

La oficina regional de la Onemi debió decretar alerta temprana hasta hoy, estimándose que deberían disminuir gradualmente las precipitaciones en las próximas horas. Calles y viviendas se vieron anegadas en Temuco.

Malleco tendrá $10 mil

millones para proyectos

Hasta la comuna de Ercilla se trasladó ayer el intendente Luis Mayol (RN) para firmar el mensaje al Consejo Regional que destinará más de $10 mil millones para proyectos exclusivamente en la Provincia de Malleco. Se trata del denominado Fondo de Convergencia Regional, el que considera una inversión de $10 mil 941 millones transferidos por el Gobierno Regional.