La guerra comercial China-USA: todos pierden al final
Siendo Chile una nación pequeña en cuanto a población y con una mediana esfera de influencia económica mundial, lo anterior nos obliga y se traduce en una fuerte dependencia de los grandes mercados de los países industrializados o de reciente industrialización, que consumen nuestros productos chilenos.
A un año del inicio de la guerra comercial, ya se pueden apreciar en el comercio mundial las nefastas consecuencias de las sobretasas arancelarias cruzadas que han instalado Estados Unidos y China entre sí. Como consecuencia de las alzas de aranceles, se han desplomado las exportaciones chinas a Estados Unidos en numerosos productos, estos a la vez ocupaban insumos de otras naciones, como los provenientes de Chile. China debe importar materias primas, bienes intermedios y servicios desde múltiples países para proveer a su enorme industria exportadora, y al disminuir la demanda por bienes chinos desde los Estados Unidos, los fabricantes instalados en China han reducido sus órdenes de compra a sus proveedores en el extranjero. Esto afecta a los exportadores chilenos que ven como las órdenes de compra desde China se van reduciendo, produciendo una desaceleración del comercio y situando a Chile en un estado de alerta.
Chile, gracias a sus instituciones económicas y financieras, que son serias y reconocidas mundialmente, con políticas macroeconómicas de resguardo y con un Ministerio de Hacienda que tiene las herramientas para poder mitigar estas tormentas, hacen que los chilenos puedan dormir tranquilos.
En esta guerra comercial, sufren todos, desde los granjeros del medio oeste de EE.UU a los mismos chinos, hasta los exportadores chilenos que ven como los pedidos desde China están cada vez menores o inexistentes. Hasta México sufrió unos días la pesadilla de ser gravado con aranceles estadounidenses por el tema de la inmigración hacia esa nación.
Al final el gran perdedor de esta guerra comercial es el mundo, porque se podría reducir el crecimiento económico global para el año 2020 y el Fondo Monetario Internacional estimó que si se toman en consideración los gravámenes que entraron en vigencia el año pasado, el PIB retrocedería 0.5%, lo que representa una pérdida de alrededor de US$ 455 mil millones, "más grande que el tamaño de la economía de Sudáfrica".
Lo único bueno de esta mala situación que afecta a todos, es que las actuales guerras comerciales son con aranceles y no con bombas o muertes, como eran las antiguas guerras mundiales. Hay que ver el vaso medio lleno.
Patrick Dungan Alvear, seremi de Hacienda