En Enafrut se analizó el cambio climático como una oportunidad
Seminario. El segundo encuentro de la agroindustria frutícola del Sur convocó a productores de la Región y expertos en el rubro.
Las ventajas del cambio climático y el potencial del cultivo de frutillas son los dos promisorios escenarios de la industria de la fruta que posee la Región y para los cuales hay que estar preparados.
Dichas conclusiones fueron recogidas ayer en el casino Dreams durante la realización del segundo Encuentro de la Agroindustria Frutícola del Sur, evento que es organizado por la asociación gremial Araucanía Frutícola.
Según indicó el presidente de Araucanía Frutícola, Carlos Inostroza, el evento tuvo una alta convocatoria y cumplió con creces las expectativas trazadas.
"Asistieron 350 productores y pequeños agricultores de la Región y el tema que se escogió (cambio climático) fue en base a lo que nos pasó la temporada pasada: tuvimos heladas en noviembre y efectos de la lluvia, lo que afectó los huertos y la producción", acotó el dirigente.
EFECTOS
El director del Centro de Información de Recursos Naturales (Ciren), Rodrigo Cazanga, fue el encargado de exponer respecto de los efectos del cambio climático en La Araucanía, qué es lo que está pasando y cómo afecta en el corto plazo.
Al respecto, Inostroza aclaró que una vez escuchado al experto "nos encontramos con varias sorpresas: las zonas que hoy son altas productoras de cereales y frutales en 10 años más van bajar su rendimiento, pero a lo anterior se van a sumar aquellas zonas que hoy no están siendo contempladas para plantar y que a futuro van a tener un destino".
En cuanto a los "tips" que entregó Cazanga y que hay que considerar están: cambiará la temperatura en 2 ó 3 grados, van a disminuir las precipitaciones y el cambio entrará por el océano Pacífico.
"Esto quiere decir que lo que hoy se está cultivando en la costa en 10 ó 15 años perfectamente se podrá cultivar desde la carretera hacia la cordillera y para eso necesitamos estar prevenidos con buenos conductos de agua provenientes de la cordillera", precisó Inostroza, quien enfatizó que estos cambios son positivos.
Esto, porque aumenta el territorio que hoy en día no se está aprovechando en contraposición a ciertos lugares que dejarán de ser productivos.
"Para eso tenemos que estar preparados y nosotros que dependemos de la agricultura tenemos que hacer las cosas bien hechas desde el principio y tomar las decisiones acertadas", recomendó el dirigente.
La oportunidad que se desprende del cambio climático obedece a la apertura de otras variedades, las cuales se podrán plantar debido a que serán otras las características de los suelos y las temperaturas.
Dentro de las variedades que se vislumbran en este escenario están las ciruelas, guindas y frambuesas, entre otros. "Son especies que podemos traer de otras zonas y ocupar aclimatizándolas con investigación y desarrollo", postuló Inostroza.
NEGOCIO
En este contexto, Cristián Allendes, presidente de Fedefruta, resaltó que los productores no deben olvidar que el norte es transformar el campo en un negocio con criterio productivo.
"Yo siempre digo que el campo debe ser una fábrica de hacer frutas y para eso la clave está en la productividad, primero, de la mano de obra y, segundo, del huerto, de manera de poder sacarle todo su potencial", precisó Allendes.
De hecho, en su opinión, La Araucanía posee un amplio margen para crecer en productividad y que todavía no ha explotado.
Y si de negocios se trata, el cultivo de frutillas se vislumbra como otro de los escenarios auspiciosos, donde lo que hace falta es un buen manejo nutricional.
Así lo explicó la doctora en agricultura ecológica con estudios en Moscú, María Angélica Machado, quien trabaja en Melipilla con esta fruta de estación. "Con un buen manejo se pueden sacar 40 mil kilos de frutillas por hectárea y alargar el periodo de cosecha", finalizó.