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Femicidios, ¿culpables o inocentes?

Los enfermos crónicos viven permanentemente en estado de desvalidez ante la falta de recursos suficientes para adquirir sus medicamentos.Si somos responsables de la situación, también lo podemos ser de la solución.
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El femicidio es un hecho lamentable y deleznable que está ocupando cada vez más espacio en los medios de comunicación. Si ya de por sí un asesinato es algo terrible, más cabe si quien lo realiza es la pareja de la víctima, hombre que ama o amó a quien es después objeto de su violencia homicida.

Decir " hombre" es tomar conciencia que según todos los datos es muy raro que la dinámica violenta sea al revés, el hombre asesinado por la mujer.

Es decir, el género masculino está en el banquillo de los acusados por esta violencia ejercida a la mujer (y en muchas ocasiones a los propios hijos).

Además diversos medios se hicieron eco en estos días del Reporte Global de Diferencia de Género del año 2013 realizado por el Foro Económico Mundial, y que mide la disparidad entre las oportunidades y condiciones de vida de hombres y mujeres.

Según este reporte Chile se encuentra entre los países que más discriminan a las mujeres por su género.

Ambos hechos nos dicen que el femicidio no sólo es un problema individual de quien lo comete sino un problema cultural o social del cual todos somos responsables ya sea por acción u omisión.

Mucho más por las prácticas cotidianas que por las leyes, las que en buena hora están recogiendo mejor en sus nuevas formulaciones la radical igualdad entre géneros.

Por tanto, si de algún modo todos somos responsables de esta situación, también lo podemos ser -indudablemente- de su solución.

Junto con las campañas publicitarias del gobierno propongo una educación emocional en los currículos que se convierta en el umbral para una apropiación de los valores fundamentales.

Junto con Goleman, el creador del concepto de la inteligencia emocional, considero fundamental recuperar mediante la educación nuestra natural tendencia a la compasión y el cuidado del otro para reconocer su radical igualdad y dignidad ya sea hombre o mujer.

Seres humanos al fin.