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Caleta La Barra, Nigue y Queule, el atractivo circuito costero de Toltén

Turismo. Ante mala racha de la pesca artesanal, han surgido atractivos emprendimientos, restaurantes y hosterías.
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María Victoria Ñancuán desafía la lluvia de noviembre, y ataviada con el traje mapuche, incluyendo su trarilonco y su trapelacucha, da los últimos detalles a la elaboración de mote. Afuera de la ruca que conforma su emprendimiento, se esmera a fondo ya que sabe que está contra el tiempo, pues este domingo participará de la feria a desarrollarse en Toltén Viejo, donde sus productos de la cocina mapuche serán parte importante de la jornada.

Su ruca y su camping se encuentran junto al río Boldo, en mitad del camino entre Queule y Toltén, y es uno de los tantos emprendimientos que últimamente florecen en la comuna costera de Nueva Toltén.

"El turismo en la zona costera ha crecido mucho, por ello hace 2 años se creó la Mesa Comunal de Turismo de Toltén, que cuenta con 30 socios, entre representantes de emprendimientos, queserías, cabalgatas, hoteles, hospedajes, restaurantes", señala María Victoria Ñancúan, quien es además secretaria de este organismo.

"El apoyo del alcalde Rafael García ha sido clave en estos esfuerzos, que nos ha impulsado para sacar el máximo provecho a la naturaleza increíble que tenemos, con el mar, los ríos Toltén y Boldo, playas, caletas, bosques y humedales, a lo que se suma también el emprendimiento mapuche, que ha ido ganando espacios en toda la costa de Toltén".

PESCADORES

Avanzando por Nueva Toltén, uno de los caminos hacia Nigue pasa por Toltén Viejo, verdadero monumento vivo a los trágicos sucesos de mayo de 1960, ocasión en que el megaterremoto de Valdivia provocó un maremoto que arrasó con el pueblo. Hoy, los vecinos y el Comité Cultural de Desarrollo y Progreso de Toltén Viejo están trabajando por restituir parte de la gloria pasada, donde destaca la glorieta ubicada en el centro de la plaza del pueblito y el mejoramiento del antiguo cementerio.

A pocos kilómetros de Toltén Viejo se encuentra Caleta La Barra, un pequeño pueblito con 200 personas que viven en la misma desembocadura del río Toltén al mar.

Rigoberto Silva, tesorero del Sindicato de Pescadores, es uno de los tantos hombres de mar que han visto cómo año a año va decayendo la pesca. Ello ha motivado a muchos habitantes del sector a incursionar en el hospedaje y la gastronomía con productos locales.

"Desde el año pasado comenzaron a surgir las hosterías, incluso nuestro sindicato tiene una también", apunta el dirigente. "Una señora de pescador fue la que inició esta idea, y como le fue bastante bien, otros vecinos comenzaron a imitarla. Eso ha hecho que comiencen a llegar más turistas hasta esta parte de la costa, y eso es muy bueno, pues la pesca ya no da para vivir".

¿Las razones de esta baja en la captura de corvina y robalo? La gran cantidad de lobos marinos, que se comen el poco pescado que -aseguran los pescadores- les dejan los barcos industriales.

"Somos 36 socios del Sindicato de Pescadores, pero casi el 80% de las familias de Caleta La Barra vive de la pesca", apunta Silva. "Por eso estamos convencidos de que nuestro futuro está en el turismo, pues hasta ahora ha dado resultado", dice el dirigente de la zona costera.

QUEULE

Uno de los puntos de la costa de La Araucanía donde se inició el proceso de reconversión de la pesca hacia el turismo, es la caleta de Queule.

Uno de los emprendimientos más antiguos es el restaurante Nuria, ubicado sobre un cerro desde donde se domina todo el paisaje costero.

"Hace 40 años partimos con esta idea, primero solo como cantina y luego ya decidimos en familia hacer algo más grande", señaló Alberto Jaramillo, propietario del restaurante. "La verdad es que nos ha ido muy bien, y cada año esto mejora más, especialmente ahora que el turismo es fuerte en la comuna y que Queule se está proyectando, con mejores caminos y más visitantes".

En el camino entre Queule y Toltén se encuentra el camping y Ruca "La Victoria", en sector Cayulfe.