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La necesidad de terminar con las certezas

Un proyecto busca rebajar la tasa máxima de interés a un 35 por ciento; mientras se tramita ha aumentado en 7,71 puntos el promedio del interés exigido.Se corre el riesgo de deslegitimación del sistema democrático.
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A ntes de las elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales (cores), y luego de observar el alto grado de desconocimiento que existía por parte de la ciudadanía en relación con lo que sería la elección de cores, consideramos pertinente interrumpir el trabajo de campo que se estaba realizando, con el objeto de intentar predecir el resultados de dicha elección. La razón fue el alto error no muestral esperable producto de la falta de información observada.

Ya con los resultados conocidos, podemos afirmar que al menos en Temuco nuestra aprensión era correcta, si sumamos los votos nulos más blancos dan un 10.4%, siendo la mitad de lo que obtuvo el core más votado - 19.32%- e igualando a la segunda mayoría -10.78%-.

Podemos afirmar entonces del análisis ex ante y ex post al proceso eleccionario que no existieron sorpresas, pues los tres grandes elementos esperables ocurrieron: baja participación, porcentaje elevado de nulos y blancos en la elección de cores, y ausencia de doblajes en la elección parlamentaria. En consecuencia, podemos establecer que muy probablemente sea este mismo escenario de certeza el que contribuye a no mejorar las tasas de participación ciudadana. Lo cierto es que las dinámicas de celebración y tristeza poselecciones quedan circunscritas a los mismos actores y partidarios, sin ser capaces de convocar a una nueva ciudadanía re-politizada, pero al margen de la oferta política existente y desmarcándose de las antiguas ideologías y clivajes.

Hoy, a menos de 30 días de la próxima elección presidencial, y con una candidata que se perfila ya muy probablemente como la vencedora, el desafío mayor que enfrenta la oferta política en su conjunto es ser capaz de convocar a la ciudadanía a votar, de forma que el proceso eleccionario sea a lo menos representativo de la mayoría de los ciudadanos con derecho a voto.

Esta debe ser la prioridad del sistema político actual, pues de lo contrario se corre el riesgo de deslegitimación del sistema democrático y, a diferencia de algunos que dicen que no es necesario hacer cambios porque todo está bien, justamente porque hoy las cosas aún están bien es que hay que hacerlo, como diría Edmund Burke: "Si vamos a cambiar el techo de la casa, hay que hacerlo cuando el clima esté bueno y no esperar que lleguen las lluvias".