OMC logra acuerdo tras casi dos décadas
comercio. Entidad aceptó por ahora la mantención de subsidios internos.
La Organización Mundial de Comercio, de 159 miembros, entre ellos Chile, aprobó ayer un acuerdo para impulsar el comercio mundial por primera vez en casi dos décadas, manteniendo viva la posibilidad de que en el futuro pueda convenirse un acuerdo más amplio para estrechar la brecha entre países ricos y pobres.
El director general de la OMC, Roberto Azevedo, no pudo contener la emoción durante la ceremonia de clausura cuando agradeció a Indonesia, los países miembros de la OMC y su propia esposa.
"Por primera vez en nuestra historia, la OMC ha cumplido verdaderamente", afirmó.
Los ministros de comercio vinieron a la reunión de cuatro días de la OMC a la isla de Bali con pocas esperanzas de que pudiera lograrse un acuerdo después de años de negociaciones comerciales inconclusas.
Las conversaciones se vieron amenazadas a última hora cuando Cuba objetó la remoción de una referencia al embargo comercial de Estados Unidos que La Habana objeta.
India también fue un obstáculo debido a su objeción enérgica a las disposiciones que podrían poner en peligro los subsidios a los granos destinados a alimentar a sus pobres. Los miembros de la OMC dieron a las naciones en desarrollo una dispensa temporal a los límites de los subsidios archivando la cuestión hasta negociaciones posteriores.
"Se ha tratado de garantizar que las ganancias del sistema de comercio multilateral lleguen a nuestros pequeños negocios y a nuestras economías más vulnerables", dijo Gita Wirjawan, ministro de comercio indonesio.
El núcleo del acuerdo de Bali fueron las medidas para aliviar las barreras al comercio simplificando los procedimientos aduaneros y tornándolos más transparentes.
El acuerdo podría impulsar el comercio mundial en un billón de dólares con el tiempo, según la OMC.
La idea del organización
La idea rectora de la OMC es que si todos los países se guían por las mismas reglas comerciales, todos se beneficiarán, ricos y pobres. Algunos críticos dicen que sus reglas podrían dificultar a las naciones fijar sus propias prioridades en protección ambiental, derechos de los trabajadores, seguridad alimenticia y otras áreas. Y dicen que las súbitas restricciones a los gravámenes a la importación podrían eliminar industrias, causando pérdida de empleos en países ricos y pobres.