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Falta de política de Estado

Sin duda que este es el camino para lograr un mejor entendimiento intercultural y, sobre todo, para aprovechar los talentos que están esperando por una oportunidad.

Es evidente la necesidad de una verdadera política de Estado para resolver la situación en La Araucanía

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Si vemos los últimos 50 años de historia de Chile en lo que respecta a La Araucanía, los modelos implantados siguieron la línea de siglos anteriores que siempre propendieron a asimilar al pueblo mapuche dentro de la sociedad nacional, pues se entiende como un atentado a la unicidad del país la presencia de diversas identidades y no como una riqueza a la cultura nacional.

Desde el gobierno de Frei padre la Reforma Agraria dio visos de esperanzas solapadas hacia la cuestión indígena, que se comenzó a elevar con el breve gobierno de Allende, aunque con suspicacias. Estas esperanzas de tener una política de Estado que pagara una deuda histórica fue frenada por parte de la dictadura -que tuvo una clara política-, pero manejada comunicacionalmente de manera hábil; tuvo efectos al disminuir en la realidad la propiedad de la tierra en manos indígenas, y su participación política en la vida nacional fue anulada completamente.

El gobierno de Aylwin hizo los mayores esfuerzos concretos para establecer no sólo una política de Estado que reconociera derechos y pagara una deuda histórica, con la buena voluntad propia del mandatario. Pero esa buena voluntad se fue perdiendo llegando a la inoperancia y desmedro del gobierno de Frei hacia el pueblo mapuche justificada en aras del desarrollo nacional. El gobierno del estadista Lagos tuvo otras prioridades y preocupaciones que hicieron olvidar la temática indígena a no ser por cuestiones meramente cosméticas; y terminan los gobiernos de la Concertación con la evidente falta de manejo en un casi intrascendente gobierno de Bachelet (digo casi intrascendente, pues la implementación de la Ley Antiterrorista sí tuvo y ha tenido gran trascendencia, pero evidenció la falta de una política de Estado así como un manejo mediocre de la cuestión indígena).

Finalmente, el gobierno de Piñera, para mostrar su efectividad ejecutiva, trató de establecer un manejo al estilo patronal de la derecha, comprando tierras y traspasando a las comunidades indígenas, con la gran diferencia frente a la Concertación de haberle sumado el aspecto técnico más eficiente, aunque bajo la estructura mental de la productividad neoliberal sin considerar la cosmovisión indígena de manera certera.

En síntesis, es evidente la necesidad de una verdadera política de Estado para resolver la situación en La Araucanía; un desafío que la Iglesia asume y apoya entendiendo que sería absurdo seguir haciendo lo mismo y esperar diferentes resultados.

Consejo de Pastores