Jorge Luchsinger: "Escuché un gemido y temí que fuera la mamá"
Hugo Oviedo
Sin utilizar un biombo y con un vaso de agua en la mano declaró ayer el hijo mayor del matrimonio Luchsinger Mackay, en la segunda jornada del juicio oral que busca establecer si el machi Celestino Córdova Tránsito (27), es culpable o inocente del crimen de los agricultores de Vilcún.
Jorge Andrés Luchsinger Mackay relató ante los jueces todos los detalles que vivió la madrugada del 4 de enero de 2013, tras recibir un llamado de auxilio de su madre, Vivian Mackay (69).
En los 13 segundos que duró la llamada, la mujer informó a su hijo que estaban siendo atacados por un grupo de desconocidos, que habían ingresado al fundo Granja-Lumahue y que su padre Werner Luchsinger (75) se encontraba mal herido.
Jorge Andrés demoró entre 10 a 15 minutos en llegar hasta la casa patronal que era consumida violentamente por el fuego. Según su relato nunca pensó que sus padres se encontraban al interior del inmueble envuelto en llamas.
"Me vestí salí, tomé la camioneta y ni siquiera llevé una linterna. Cuando estaba frente a la casa ya vi que estaba en llamas, desde el camino pavimentado que está frente a la casa", dijo Luchsinger.
Según la perito química de la PDI, Silvia Figueroa -que también declaró el día de ayer-, el incendio alcanzó los 900 grados Celsius, lo que provocó que los materiales cedieran y se desplomara por completo el segundo piso del inmueble.
Precisamente, en ese lugar de la casa se encontraba el dormitorio de la pareja de ancianos. La Brigada de Homicidios de la PDI encontró los cuerpos en el primer piso y a un metro de distancia. Entre ellos, la pistola Browning 7.65 milímetros de Werner.
La perito química de la policía confirmó que el origen del incendio estuvo en la cocina del inmueble y que se originó por la intervención de terceras personas, a través de acelerantes.
"Al entrar estaba lleno de papeles, panfletos que confirmaban para mí que era un ataque y al haber fuego por dentro de la cocina, no podía entrar por ahí", dijo Jorge Andrés.
Incluso, el agricultor reveló que aquella noche temió por su vida al llegar al lugar, por lo que decidió llamar a uno de sus familiares, con el objetivo de que quedara un registro de su posible asesinato.
"Al abrir el último portón llamé a mi primo y dejé la llamada abierta, porque pensé que lo más probable es que me iba a encontrar con una gran cantidad de gente en la casa y como no iba armado, dije bueno, en una de esas me matan, pero por lo menos para que supieran lo que pasó", dijo.
Luego de esto -relató- comenzó una búsqueda frenética por sus padres, por lo que quebró un ventanal de la casa y comenzó a gritar "a todo pulmón", en medio de una intensa humareda.
Fue en ese momento que escuchó unos gemidos en las inmediaciones de la casa patronal y pensó de inmediato que se trataba de su madre, Vivian Mackay.
Luego de eso tomó la camioneta y entre la oscuridad pudo apreciar que los cercos estaban cortados. "Por segunda vez escuché un gemido muy bajo y temí que era la mamá que ya tenía pocas fuerzas. Yo asumía que el papá estaba mal herido y por lo tanto, no iba a responder", relató al tribunal.
Según la acusación del Ministerio Público, la detención del machi Celestino se efectuó en un camino aledaño del sector -a una distancia de mil 200 metros- luego que una pareja de carabineros escuchó los gemidos del mapuche herido.
En todo momento, Córdova Tránsito se mantuvo tranquilo y mirando fijamente a Jorge Andrés Luchsinger, mientras éste respondía las preguntas del fiscal Luis Arroyo y del abogado defensor particular, Pablo Ortega.
Éste último interrogó al testigo sobre el trayecto que efectuó la madrugada del crimen, los nombres de los predios que están aledaños al incendio y la hora exacta en que recibió el llamado de su madre, que fue signada a las 1 de la mañana con 15 minutos.
Tras la audiencia, Jorge Luchsinger señaló sobre el machi que "al menos se espera que sea más humano en sus acciones. Esta persona ha sido súper fría. No me quito la vista desde el momento que empezó el relato de mi madre hasta que terminó", sostuvo.
El segundo testigo que también rechazó el biombo fue Cynthia Mackay, hermana de Vivian, quien recibió dos llamados telefónicos la noche del ataque incendiario, que no pudo responder.
La mujer que rompió en llanto durante su declaración, aseguró que el día anterior al crimen, Werner Luchsinger había escuchado ruidos y visto luces en un bosque cercano a la casa, "por lo que no pudieron dormir esa noche (anterior)", enfatizó la testigo.
Cynthia relató que llegó a la 1.40 de la madrugada hasta la casa patronal, que fue adquirida en el año 1994 por el matrimonio. Según su estremecedor relato, se retiró del lugar hasta que el Servicio Médico Legal (SML) se llevó los cuerpos carbonizados desde los escombros.
En la jornada de ayer, un perito fotográfico de la PDI, Rodrigo González Rojas, mostró al tribunal las imágenes de los restos desfigurados, que fueron fijados en el primer piso del inmueble.
"Empezamos a buscarlos por el jardín desesperadamente, pero en el fondo yo sabía que no habían podido salir de su casa. Yo no me quise retirar hasta no saber donde estaban, esperamos hasta verlos salir en las camillas", dijo entre lágrimas Cynthia Mackay.
En total fueron cuatro personas, entre testigos y peritos quienes declararon ayer ante el tribunal, por parte de la Fiscalía y la parte querellantes. Ellos intentan ubicar en el lugar de los hechos al machi Celestino.
Hoy a partir de las 9 de la mañana se iniciará la tercera jornada del juicio oral que se extenderá por más de 20 días hábiles en Temuco.