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Desobediencia a "Tolerancia Cero"

En todas las regiones del sur aumentó significativamente el número de muertos por accidentes a causa del alcohol.

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Las cifras no mienten: la Ley de Tolerancia Cero respecto de la conducción de vehículos motorizados habiendo consumido alcohol muestra serias inconsistencias entre la teoría y los resultados. Mientras la autoridad releva una reducción de un 28 por ciento en las muertes en accidentes de tránsito producidos por el consumo de alcohol, hay números que ponen en duda tales datos.

Antecedentes extraídos de la Comisión Nacional de Seguridad en el Tránsito indican que entre 2012 y 2013 hay fuertes aumentos en los fallecidos por accidentes. Cada uno de estos siniestros no implica consumo de alcohol previo, pero la realidad indica que la coincidencia es mucha.

Específicamente en La Araucanía las víctimas fatales subieron de 97 a 116 y situaciones similares se aprecian en las sureñas regiones del Bío Bío, Los Ríos y Los Lagos. ¿El consumo de alcohol no tiene relación alguna con este aumento? Los números son sujeto de interpretación.

La tolerancia cero ha sido puesta en práctica en diversos países en temas relacionados con la seguridad ciudadana, sin embargo expertos aseguran que no ataca más que a las consecuencias y en ningún caso a las causas de las infracciones. Según este enfoque, es una política de securización que no tiene en cuenta el aspecto sociológico de la delincuencia y, por lo tanto, es ineficaz a la hora de atajarla.

Tal postura parece observarse en el caso nuestro: no hay obediencia a las normas en ausencia de una política preventiva, con un control estricto de los conductores tanto en las ciudades como en las carreteras, que al menos permitiera sacar de circulación a quienes conduzcan bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. Al no ocurrir ello un porcentaje importante de las personas hace caso omiso de la Ley de Tolerancia Cero, en la esperanza de no ser sorprendido. Desgraciadamente las consecuencias suelen ser trágicas cuando no se acatan normas básicas de convivencia ciudadana.

Si bien resulta evidente la falta de controles preventivos, tampoco es posible vigilar a tal nivel sin la colaboración de los conductores y acompañantes.