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Ningún país es una isla

El mejoramiento de la condición de uso en términos de eficiencia y disponibilidad de recursos hídricos es otro de los desafíos fundamentales en La Araucanía.

Ningún país puede despreocuparse del espíritu solidario.

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En el voluminoso libro de la humanidad subsiste una gran lección, incapaz de borrarla época alguna, y es que nadie hace por sí mismo nada solo. Está visto que nos nutrimos unos de otros y, evidentemente, ningún país es una isla, todo repercute en todos, de ahí que necesitamos verdaderas alianzas sociales, políticas, económicas y también humanas. La unión se precisa para cualquier actividad, es esencial la conjunción de esfuerzos en la vida cotidiana de cada día, y también es básico propiciar esa búsqueda de unidad con el diálogo.

La mirada dirigida hacia el futuro indudablemente debe hacernos recapacitar, sobre todo, para asegurarnos de que el espíritu democrático es el que mueve nuestros corazones en la construcción de los Estados sociales y de derecho. Para esto precisamos una verdadera unión política y los ciudadanos deberán expresarse, no sólo con la mera participación el día de las votaciones, también desde el asociacionismo de barrio, o a través de otros colectivos, han de avivar el entusiasmo por un servicio social permanente, acorde con las necesidades del lugar.

Aunque nos parezca un imposible, tenemos que establecer un final para la sinrazón y comenzar un tiempo nuevo de más autenticidad entre toda la familia humana. Parte de este momento naciente esperanzador ya ha comenzado con la eliminación de armas químicas en Siria. Han de continuar nuevos gestos, hasta que brille un clima armónico para toda la especie. Lo dijo Amado Nervo, en su tiempo: "Hay algo tan necesario como el pan de cada día, y es la paz de cada día; la paz sin la cual el mismo pan es amargo". No es tan difícil cultivar ese estado de armonía, a veces con una sonrisa es suficiente para engrandecer un mundo.

Ciertamente, hemos de desterrar de nuestros caminos el gesto de amargura que cultivamos más de lo que debemos, y pensar que somos capaces de hacer germinar otros cultivos más esperanzadores, venciendo las dificultades que inevitablemente se encuentra uno a lo largo de la vida. Desde luego, la acción del ser humano tiene que edificarse desde el compromiso más generoso y colectivo, abriendo las puertas a la vida y mostrando una mano tendida a los que buscan otros horizontes, huyendo de la pobreza, de un conflicto armado o de la degradación del medio ambiente. No se puede permanecer insensible a su lucha por la supervivencia. Podíamos haber sido cualquiera de nosotros.

Por desgracia, cada día son más los desplazados, por necesidad o violencia, que llaman al corazón de la humanidad. Debiera ser prioritario en todas las naciones escucharse unos a otros.

escritor

Política para el sector agrario

El nuevo ministro pretende robustecer la investigación y transferencia de tecnología desde los centros especializados.

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Cada cuatro años el cambio de Gobierno implica asimismo modificaciones en las políticas sectoriales, respetando aquellas iniciativas, planes y programas considerados exitosos y marcando énfasis particulares. Esta vez en la cartera de Agricultura -tan importante para una Región como la nuestra- asume un hombre vastamente conocido en el sector y habitual en innumerables seminarios a los que concurren los productores.

Y, obvio, tiene sus particulares puntos de vista respecto de los cambios y prioridades que el Gobierno tiene en mente para estos cuatro años, privilegiando siempre el largo plazo.

Un tema importante en la agenda del futuro ministro es reimpulsar todo el aparato de investigación, generación y transferencia de tecnología. Asunto que en La Araucanía se ha considerado deficitario en los últimos años, apreciándose que -por ejemplo- Inia Carillanca debiese disponer de fondos suficientes y una mayor cantidad de profesionales y medios para desarrollar en plenitud su tarea, la misma que transformó a la estación en el motor para sacar adelante las diversas actividades silvoagropecuarias de la zona.

Para el titular de la Cartera se trata de uno de los pilares que articulan el desarrollo del sector; además, crear un plan de mejoramiento de la condición de uso en términos de eficiencia y disponibilidad de recursos hídricos. En esto último, La Araucanía sufre tanto de la carencia de agua para riego como de la tecnología suficiente como para aprovechar técnica y racionalmente este elemento son el cual nada es posible en los campos.

Esta Región, con tanta vocación agrícola, ganadera y, en los últimos lustros, frutícola, necesita de un manejo ministerial aterrizado y muy potente, prolongado en el tiempo, que ponga a su disposición investigación, transferencia, tecnología y medios para trabajar competitivamente y producir desde el cultivo tradicional a las mayores innovaciones, que se aprecian precisamente en el ámbito de las frutas, especialmente en el caso de quienes carecen de espaldas financieras para proyectarse.