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Hijos de Luchsinger dicen que su padre portaba arma por seguridad

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Carlos Véjar

Werner Luchsinger Lemp (74) estaba consciente de la inseguridad que vivía en su casa y en el campo del fundo Granja Lumahue. Para su tranquilidad, y la de su familia, era frecuente que portara su pistola marca Browning, calibre 7.65 milímetros.

Este detalle fue parte de la declaración de dos hijos del matrimonio asesinado: Jaime y Mark Luchsinger Mackay, quienes dieron sus relatos ante el tribunal, como parte de la prueba de los querellantes en el caso, donde figura como único acusado del doble crimen el machi Celestino Córdova Tránsito (27).

Los hermanos comentaron que Werner Luchsinger generalmente, al estar al interior de su campo, llevaba en su cinturón el arma de fuego, la misma que según la investigación de la Fiscalía habría percutado la noche del 4 de enero de 2013 para repeler a los encapuchados. Y de paso, herir a Córdova.

Explicaron también que era una conducta habitual que las cortinas y las puertas de la casa, en el fundo Granja Lumahue, se cerraran a más tardar a las seis de la tarde, con el fin de que desde el exterior no se vieran los movimientos de la familia.

Incluso Mark Luchsinger recordó que en más de una oportunidad su padre le comentó que era peligroso que él se quedara en la casa, ante la posibilidad de un ataque incendiario, tal como ha ocurrido a otros miembros de la familia Luchsinger y vecinos del sector en Vilcún.

"Él se quedaba en el segundo piso y yo en el primero. Por eso, si alguien entraba a la casa me decía que él no podía actuar. Como yo no tenía armas, no podía reaccionar ni defenderme", sostuvo.

Respecto al uso de la pistola Browning, se ventiló en las declaraciones que Werner Luchsinger tenía buena puntería. Ello lo ejemplificaron con juegos de apuntar a latas de cerveza en el campo y que incluso, en una ocasión, Luchsinger cazó un conejo que estaba a unos 100 metros de distancia con la misma arma.

Durante la jornada de ayer también atestiguó Eduardo Luchsinger Schifferli, primo de Werner Luchsinger. Él reconoció en estrado que fue víctima de un ataque incendiario el 16 de agosto de 2008, en su casa del fundo Santa Rosa.

"Si uno hace memoria, estas cosas vienen sucediendo de forma sistemática y con un patrón muy similar en todos los predios. Hay una organización detrás de estos hechos. No me cabe duda que logran infundir temor a la gente", afirmó.

Respecto al ataque que sufrió él y su esposa en 2008, comentó que por consecuencia del fuerte trauma sicológico que sufrió a raíz de la violencia del hecho, la pareja permaneció sin emitir ninguna palabra durante 10 días.

"Ella falleció el 2013, a consecuencia de un trauma neurológico, que fue evidentemente acelerado por el ataque del que fuimos objeto", añadió.

Carlos Tenorio, abogado querellante de las víctimas, acotó que era necesario acreditar en el juicio, a propósito del relato de Eduardo Luchsinger, la constante sensación de inseguridad por parte de la familia.

"Todos los que vivimos en la zona sabemos que la familia Luchsinger han sido víctimas de múltiples ataques. Hoy pasó un testigo que relató el clima de terror y pánico que han tenido que experimentar durante los últimos años", precisó.

De la declaración de los hijos de Luchsinger destacó dos elementos: el arma de Werner Luchsinger estaba en buenas condiciones e incluso era usada por la víctima. Y segundo, recordó cómo estaba el sembradío de papas colindante a la casa, y que según la investigación, fue la vía de escape de los atacantes.

Esto tiene que ver con que el potrero mantenía riego durante las 24 horas y con un sistema que daba a la plantación más de 30 litros por segundo.

Ello justificaría por qué Celestino Córdova, al momento de ser detenido, no sólo tenía una herida a bala, compatible al arma de Luchsinger, sino que también estaba complemente mojado.

Pablo Ortega, abogado defensor de Córdova, aseguró en el receso que los testimonios conocidos ayer eran "respetables", porque son de personas que vivieron situaciones traumáticas. "Sin embargo, no afectan la situación jurídica de Celestino Córdova, ya que no dan cuenta de la eventual participación de mi defendido en estos delitos (...) La defensa respeta el dolor de los hijos, pero creemos que no influye en la calificación terrorista", dijo.