El auténtico descanso en vacaciones
Los municipios de todo el país están derivando dineros de sus fondos generales para pagar incentivos a los médicos y que no deserten de los consultorios.
El respeto por los mayores es seguro de vida plena.
Después de que el clima hizo peligrar el período de vacaciones, nuevamente las temperaturas nos han dado la posibilidad de disfrutar las bondades de la naturaleza de nuestra Región, que a pesar de las dificultades que hemos experimentado debido a los incendios, entre otras situaciones, sigue brindando un espacio de esparcimiento para muchas familias que gozan de un tiempo libre. Y al comenzar la última quincena de febrero ofrezco una meditación para quienes todavía están haciendo un alto en sus actividades, o se preparan a hacerlo, antes de que llegue marzo.
Muchas personas creen que para tener buenas vacaciones hay que contar con muchos recursos, que hay salir lejos, que no hay que hacer absolutamente nada, o que solo hay que dormir. Sin embargo, unas buenas vacaciones pueden ser perfectamente en casa, en torno a la familia, aprovechando este tiempo para dialogar más en profundidad, o de hacer actividades en conjunto. Aunque no siempre parezcan productivas, siempre hay acciones que pueden otorgarnos frutos de humanidad, de afecto y cercanía con aquellos que amamos; a decir verdad, no solo somos familia para proyectos en común, sino para la vida en común, para compartir también el esparcimiento y la recreación. Es por eso que en este periodo se pueden visitar aquellos familiares que no siempre vemos, que son parte de ese círculo más grande que es necesario cultivar. ¡Cuánto bien le haríamos a nuestros niños si les enseñáramos a compartir con los abuelos, tíos abuelos, o demás parientes! El afecto siempre hay que cultivarlo, y el respeto por los mayores es seguro de vida plena, de lo cual nos habla la misma Biblia.
Una buena lectura, por ejemplo, nunca está demás. Siempre un buen libro es compañero fiel, que pide ser hojeado con atención, y que tanto provecho puede traernos. En medio de una cultura de lo inmediatista, un libro nos conecta con personajes que hay que seguir, con acontecimientos que hay que intuir, o con mundos antiguos o distantes, que siempre nos abren a un horizonte maravilloso, el de la imaginación. Una buena película o la música siempre serán ocasión de cultivo personal. Por otro lado, ya que normalmente las personas se quejan de no tener tiempo para la leer y conocer la Palabra de Dios, quizás profundizar en la lectura de la Biblia podría ayudarnos a "reposar" en y desde Cristo. De hecho, "reposar" que significa volver al pozo, expresa la necesidad de ponernos en las manos de Cristo para renovar verdaderamente nuestras fuerzas. Experiencia que no debiéramos perder de vista a la hora de querer planificar nuestro descanso y vacaciones.
Obispo de Temuco