Drama de la sequía en la Región
Al fuerte gasto que realiza la Onemi regional se suma el esfuerzo de muchos de los municipios.
Muchos de los municipios de La Araucanía están preocupados con la sequía que golpea a sus territorios. Y no es para menos, si se considera que el gasto en el reparto de agua a los vecinos es más que sustantivo y se repite cada temporada, especialmente entre octubre y abril e incluso en algunos casos durante todo el año.
El tema es gravitante, considerando que sólo la Oficina Nacional de Emergencia en su nivel regional gasta tres mil millones de pesos anuales repartiendo agua mediante la contratación de 130 camiones aljibe. A ese esfuerzo se suman los de los municipios, que disponen de otros camiones para suplementar la entrega del líquido en los sectores rurales, a costas de presupuestos municipales siempre apretados.
Ante esta situación la Asociación de Municipalidades de la Región de La Araucanía ya se ha fijado como una de las tareas básicas enfrentar este problema con las nuevas autoridades, concretamente el futuro intendente Francisco Huenchumilla.
Objetivo: que se prioricen los abastos de agua y los programas de Agua Potable Rural para entregar respuestas definitivas a la gente, tratando de terminar aunque sea sólo en parte con estas soluciones de parche.
Es indudable que la situación ha cambiado. Los pozos que antes surtían de agua para las necesidades de las personas y los animales, o regar la huertas, hoy están mayoritariamente secos. En algunos casos hay que profundizar muchos metros, a un costo que no está al alcance de los pequeños agricultores.
La sequía ya no será un proceso reversible y es indispensable adoptar políticas y programas de fondo para hacer factible la permanencia de la gente en los campos, asegurando su forma de vida. Se debe disponer de fondos para financiar obras prediales en los casos en que los propietarios carecen del dinero para solventar estructuras mínimas para guardar el agua del invierno, como pequeños embalses, piscinas, etcétera. O bien profundizar pozos para encontrar napas que proporcionen líquido. Estas situaciones domésticas, sumadas, representan todo un drama en La Araucanía.