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La Contraloría y el retiro de la basura

El órgano que controla los actos administrativos del Estado consideró fuera de lugar una medida municipal.

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Después de la polémica disposición que hizo disminuir el servicio de recolección de la basura domiciliaria de Temuco durante los últimos meses del año pasado, continúan los sinsabores para el municipio que encabeza el alcalde Miguel Becker, que fue desde donde se originó esta medida tan ampliamente resistida por la comunidad. Esta vez, la Contraloría General de la República acogió una presentación hecha por un concejal y un consejero regional recientemente electo, y ordenó a la municipalidad devolver los dineros pagados de más por los contribuyentes por concepto de derechos de aseo, pues según su parecer, la institución no prestó el servicio de retiro de la basura en la frecuencia diaria acostumbrada.

Aunque el monto a restituir -150 millones de pesos- pudiera parecer bastante exiguo para las arcas municipales, lo que es relevante y que ha de considerarse aquí es que el órgano que controla los actos administrativos del Estado falló en contra del municipio, en lo que ha sido el primer pronunciamiento oficial frente a una medida que se adoptó erráticamente y que en su momento puso un manto de duda respecto del proceso de toma de decisiones en materias que son tan sensibles para la comunidad.

El fallo de la Contraloría debiera servir para que se revise la forma en que se resuelven las decisiones en la municipalidad. Baste recordar que en este caso de la basura, ni siquiera los concejales fueron consultados, impidiendo así una discusión colegiada que seguramente habría puesto sobre la mesa los pros y los contra de disminuir el servicio de recolección diaria de los desechos domiciliarios de Temuco. En estos tiempos de reivindicaciones y acción ciudadana, vale la pena consultar y en lo posible consensuar decisiones que tendrán un alto impacto en la comunidad. De lo contrario, las personas harán sentir su malestar y reclamarán por la ilegitimidad de la medida tomada.

Esta época ya no está para decisiones unilaterales, repentinas o que no prevean los escenarios probables. La capacidad de crítica ha avanzado, igual que el ejercicio de los derechos ciudadanos.

Nuevo Gobierno y el aporte de la fe

Es en las decisiones más complejas en las que se debe ampliar el radio de acción de la consulta para evitar capítulos que al final serán ingratos.

No tengamos miedo de Jesucristo y su Evangelio

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En su primera Encíclica el Papa Francisco señaló que la luz de la fe, precisamente por su conexión con el amor, se pone al servicio de la justicia, del derecho y de la paz. En efecto, la fe es un bien común, y como tal no sólo luce dentro de los templos ni sirve únicamente para construir una ciudad eterna en el más allá; sino que nos ayuda a edificar nuestras sociedades para que avancen hacia el futuro en comunión y con esperanza (cf. LF 51). La fe de los cristianos, en particular, tiene como consecuencia necesaria la fraternidad, siendo una contribución para la sociedad y un don al servicio del bien común, que nos compromete vivamente a ser protagonistas de nuestro tiempo. Por ello, para nuestros pueblos, la fe en Dios no sólo es un dato sociológico, o un aporte más para el tejido social; ella posibilita la fraternidad, cultiva el perdón, desarrolla la misericordia y permite que la reconciliación no sea una quimera. La fe, al mismo tiempo, es naturalmente una experiencia relacional, un aporte insustituible al bien común que nos compromete a todos como hermanos. Como señala el mismo Papa, "las manos de la fe se alzan al cielo, pero a la vez edifican, en la caridad, una ciudad construida sobre relaciones que tienen como fundamento el amor de Dios" (LF 51).

Por ello, quisiéramos ofrecer una vez más el aporte original de la fe cristiana a la cultura chilena. Queremos respetuosamente volver a proponer y a jugarnos por él como nuestra contribución a la construcción permanente de la patria. La matriz de la cultura original del pueblo chileno es la fe cristiana. Hay en esta fe, basada en la Biblia, elementos fundamentales que nos deben guiar y pueden iluminar el caminar de la nación chilena. "La piedra fundamental de nuestra construcción -decían los obispos de Chile en el documento "Camino al Bicentenario"- es poner a Dios en el primer lugar de nuestra vida y de nuestros proyectos. Por eso creemos que la calidad de vida es mucho más que el simple progreso material. En efecto, el progreso material, siendo importante, no constituye de por sí el único indicador de desarrollo ni es la única meta del trabajo y de la preocupación social. El progreso material es un medio necesario que debe ser puesto al servicio de la dimensión superior y espiritual del hombre y la mujer. De lo contrario, el mismo progreso, despojado de todo valor ético y trascendente, más temprano que tarde, se vuelve destructor y contra ellos mismos. Entonces, a la hora de seguir construyendo Chile, no tengamos miedo de Jesucristo y su Evangelio. En Él sólo encontraremos el gozo de una humanidad redimida en el amor.

obispo de Temuco