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Radios portátiles sin frecuencia

Aunque el transporte recibió las platas para mejorar su seguridad, no pueden avanzar por una traba administrativa.

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Después de los agricultores, los transportistas deben ser el gremio más afectado por los hechos de violencia que se han venido repitiendo con pasmosa frecuencia en la Región. Quienes conducen camiones saben que transitar por las carreteras y caminos de La Araucanía encierra un riesgo permanente, pues muchos de sus colegas han sido víctimas de barricadas, incendios y hasta de disparos de armas de fuego por parte de grupos que han abrazado la violencia para plantear sus demandas vinculadas a las reivindicaciones territoriales y de participación del pueblo mapuche.

Para garantizar su seguridad en su trayecto por la Región -algo que si ocurriera en cualquier otro país seguramente haría dudar del estado de convivencia social-, desde el Estado se han venido planteando numerosas soluciones que hasta ahora, lamentablemente, no han terminado de cuajar. Junto a las anunciadas cámaras de seguridad en la Ruta 5 Sur que recién ahora parecieran estar normalizándose después de una partida en falso, la autoridad política ha transitado en los últimos años entre la contratación de seguros para las máquinas de transporte y la disponibilidad de aparatos de radio para que los transportistas puedan mejorar su comunicación con los dispositivos policiales apostados en la carretera.

Los seguros poco y nada fructificaron; mientras que con las radios se dio un paso importante en 2013, cuando se concretó la entrega por parte del Gobierno de 36 millones de pesos para que la Federación de Dueños de Camiones del Sur realizara la compra de 50 aparatos portátiles. No obstante, nuevamente las trabas administrativas hicieron su aparición, pues los dispositivos no se pueden adquirir mientras los camioneros no cuenten con una frecuencia radial cuya autorización, vaya paradoja, reside en otra repartición gubernamental.

En una Región que demanda enérgicamente mayor seguridad y atención del Estado, es esencial que exista una mayor coordinación, y oportuna, entre los distintos servicios de gobierno, de lo contrario, la burocracia seguirá atentando contra las buenas intenciones.

Remando para el mismo lado

Al igual como ha ocurrido con otras iniciativas, ha faltado una mayor coordinación de parte de los servicios para avanzar más rápido.

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Los últimos meses he visto cómo ciencia, política, comunicadores, empresas, agricultores y personas de distinto ámbito pueden trabajar juntos para hacer de Chile un país desarrollado. No es fácil, pero se puede. En enero, el senador Girardi lideró el Congreso del Futuro -en el cual participaron científicos, autoridades y parlamentarios-, que cerró con el saliente Presidente Piñera. Espacios como éste son escasos y tuve el honor de ser conferencista. Dije que pese a que el 80% de los proyectos se realizan en Santiago, la ciencia ha irrumpido en regiones. Conté cómo la ciencia y su aplicaciones deben llegar a todos, porque todos la financiamos, y cómo puede ser un motor de cambio en la disminución de los índices de infelicidad de La Araucanía. Hablé desde la experiencia. Expliqué que creamos un lupino premium con 60% de proteína en grano descascarado, superior al 39% de la soya, cultivo que proporciona, junto a otros granos, cerca del 40% de la proteína del planeta. En sólo 35 años debemos duplicar su producción para abastecer a la creciente población. Por eso la creación de granos superprotéicos es un tremendo logro. ¡Y lo hicimos desde La Araucanía! Con genética propia, lo que nos evitaría importar.

Debíamos salir del laboratorio y tocar a la gente. Por eso generamos una empresa con cinco cooperativas campesinas, y sembramos con agricultores pequeños y grandes 100 hectáreas de este lupino con excelentes rendimientos. Así mostré en el congreso cómo en Temuco hacemos ciencia anclada en nuestra realidad para el mercado nacional y global. Sentí que en el congreso sembramos una semilla y hace unos días vi su primer brote: el destacado periodista científico Nicolás Luco dedicó su columna en El Mercurio a nuestra participación en el congreso.

Hoy estoy más convencido: transformarnos en un país desarrollado es como armar un puzzle, donde científicos, políticos, comunicadores, empresarios… ¡todos! somos piezas de este rompecabezas que debe ir articulándose (en ese sentido, el proyecto RED de Innovación Regional es un gran logro). Y está demostrado, La Araucanía también es una pieza de ese puzzle.

director

I&D del CGNA de La Araucanía