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El desafío medioambiental

Una de las prioridades para la intercomuna es la búsqueda de soluciones en el tema de uso de la leña.

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Se acaba de producir el cambio de mando presidencial, ha asumido el nuevo intendente de La Araucanía y se organiza el Gobierno Regional con sus seremías y nuevos jefes de servicios. E inmediatamente se vienen los desafíos prioritarios tanto para la Región como para la intercomuna que integran Temuco y Padre Las Casas.

Dos son, claramente.

Uno, el enfoque del denominado "conflicto mapuche", para muchos la piedra en el zapato para el desarrollo regional, al menos en parte importante de nuestra geografía productiva.

Dos, el tema medioambiental en la intercomuna, que el año pasado se barajó entre fuertes críticas e impopulares medidas restrictivas para un determinado sector de la ciudad, que debió soportar el peso de una norma considerada discriminatoria, como lo fue la prohibición de uso de leña en los artefactos de combustión.

Un sector mayoritario de la población, expertos, investigadores e incluso comerciantes del sector venta de leña adujeron la impropiedad de tal decisión sin antes adoptar medidas de fondo, como el secado de la leña, masivamente, y un control eficiente en los accesos a las ciudades para evitar el ingreso de leña verde/ y o en malas condiciones para su uso en Temuco y Padre Las Casas.

De ello, claramente, hubo poco o nada y todo se restringió a prohibir el uso.

Qué harán las nuevas autoridades a este respecto aún permanece en la nebulosa de los cambios, pero sin duda el anhelo de estas ciudades, y otras de La Araucanía que ya están experimentando con fuerza el fenómeno de la contaminación ambiental, es que se adopten medidas de fondo, incentivando y asistiendo financieramente los proyectos que permitan masificar el secado del producto y los cambios tecnológicos en los aparatos de combustión para así posibilitar un mejor aire.

En esto los hogares sí tienen una responsabilidad grande, haciendo los esfuerzos necesarios para disminuir drásticamente las emisiones, apoyando a quienes carecen de los medios para hacerlo.

Que el tiempo dé la razón.

Mujer y salud mental: ¿cuestión de género?

Buscar soluciones de fondo debe ser el objetivo, con medidas prácticas y eficientes, asistiendo al sector de la población que no puede hacer esfuerzos.

Las palabras adaptación y flexibilidad son claves para enfrentar la vida.

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Cuando hablamos de salud mental abordamos un concepto complejo, que afecta a hombres y mujeres indistintamente. Pero es necesario preguntarse ¿afecta la salud mental de igual manera a ambos sexos? Para intentar dar respuesta es necesario detenerse a identificar eventuales causas que afectarían mayoritariamente a las mujeres.

Según el contexto social y cultural, a la mujer se le han consignado una serie de roles y obligaciones que han sido estereotipadas, instalando conceptos de normalidad y anormalidad, los que han sido reforzados por la familia, pares, comunidad y, hoy, por diversos medios de comunicación, cargados de principios morales y valóricos que han ido reduciendo los márgenes de error en torno a este comportamiento. Así se instala en el inconsciente colectivo que la salud mental de la mujer está afectada por su anatomía - el tener útero- y su fisiología -alteraciones hormonales- asociando sus cambios de humor o de ánimo al síndrome premenstrual, depresión posparto o climaterio, en sí, la salud mental femenina se asocia a su perfil reproductivo.

La mujer es reconocida socialmente en diversas culturas como una cuidadora, por lo que tradicionalmente se la asocia al cuidado de otros, muchas veces olvidando satisfacer sus propias necesidades. Se suman tareas en el ámbito doméstico, laboral, gremial y afectivo, donde los roles de ser madre, hija, esposa o pareja son permanentemente valorados, los que refuerzan este sentido de dependencia.

Hoy, este escenario tradicional se ha visto amenazado por el ingreso de la mujer al mundo laboral, asociado a la independencia, lo que sin duda ha tensionado ciertas institucionalidades como el matrimonio y la maternidad, fuertemente cuestionado en nuestra sociedad. La mujer ha desplazado roles que se les ha consignado como propios, la crianza de los hijos y las labores casa, lo que le ha generado conflictos internos, sentimientos de culpabilidad, cuestionamientos y estrés, lo que sin duda ha afectado su salud mental. Además, en este nuevo contexto aparecen otros factores como la competitividad y el exitismo, valorados y reforzados positivamente en el mundo del trabajo, los que directa o indirectamente afectan la salud física y mental de las personas.

¿Cómo se puede mejorar o favorecer la salud mental? Primero, es primordial revisar los enfoques con que se aborda la problemática de salud mental en nuestro sistema de salud, el que es necesario enfrentar desde una perspectiva de género y con una visión interdisciplinaria que aporte al desarrollo humano y que permita mejorar efectivamente la calidad de vida. Por otra parte, es necesario comprender que la globalización genera cambios que afectan la cultura, la educación, las formas de relacionarse y de vivir.

directora

Obstetricia U. San Sebastián