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Garzones criticaron ley del 10% durante la celebración de su díaLa labor

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Como un arma de doble filo califica el Sindicato de Garzones de Temuco, la ley que obliga a los clientes a dejar una propina del 10% del valor total de la boleta.

Sostienen que ese aporte adicional al salario, ellos lo utilizan para locomoción, cigarrillos u otros gastos diarios, pero que cuando es el empleador quien lo recauda, muchas veces lo entregan de manera semanal e incluso mensualmente.

"Además hay otros que descuentan imposiciones y cuando es con tarjeta, traspasan al garzón parte del costo", puntualizó, Alejandro Henríquez, presidente de la agrupación local que ayer celebró con un almuerzo el Día Nacional del Hotelero, considerado por ellos como su día de fiesta.

Este tema tan comentado entre clientes habituales y propietarios de restaurantes, como asimismo por las nuevas generaciones de garzones, no entusiasma a los más antiguos.

Pedro Vergara, por ejemplo, se desempeña en este oficio hace ya 42 años y recuerda que hace algunos años funcionó el sistema del 10% e incluso 20 cuando era un servicio posterior a las 23 horas.

"Yo no estoy tan de acuerdo, porque hablan de un 10%, pero este queda en menos, cuando le descuentan las imposiciones y otros costos", puntualizó.

Otro de los aspectos que consideran complejo, es que con una propina segura, algunos garzones podrían relajarse y no entregar una atención óptima.

"Mi experiencia dice que si uno atiende bien, tiene buena presencia y se esfuerza por hacerlo bien, la gente no se fija en el 10% sino que puede dejar incluso mucho más, acotó Héctor Belmar.

Lo cierto es que para este Sindicato los tiempos han cambiado y no precisamente para bien. Consideran que el oficio ya no se valora de la misma manera y que las nuevas generaciones no respetan algunas reglas básicas y tradiciones del rubro.

"De hecho los jóvenes no se acercan a nosotros, por un tema generacional, aunque también sabemos que no es lo mismo ser garzón en un restaurante que en un pub, que es donde se desempeña la mayoría de quienes comienzan en este oficio", dijo el timonel.

El sindicato, creado en diciembre de 1965 como una forma de agrupar y coordinar las ofertas laborales, tiene 38 socios.

La mayoría de ellos tiene más de 40 años de experiencia y mucho conocimiento acumulado que hoy no les sirve de nada, pues el mercado busca juventud, requisito con el que ellos no pueden competir, aunque les sobre destreza, conocimiento y preparación.

"Creo que ahora se ha perdido la etiqueta, eso que era esencial para nosotros. Esa delicadeza para atender al cliente", etcétera, comentó Miguel Mora, quien no logra entender por qué todo eso se ha ido perdiendo.

En este contexto el Sindicato cumple un rol muy importante para sus asociados, ya que ofrece servicios de banquetería que mantienen activos y generando ingresos a aquellos que por edad ya no logran encontrar un empleo.

Este beneficio es valioso especialmente para Héctor Belmar. Él trabajó 10 años en el Hotel Frontera, otros 10 años en el Nicolás y luego 20 en el Complejo Turístico Trailanqui, desde donde debió retirarse el año pasado, luego de que por una enfermedad le tuvieran que amputar un pie.

Esta situación pudo sacarlo de los restaurantes, pero no de la bolsa de empleo que está disponible en la oficina del Sindicato (Aldunate 842) y a través de la cual es posible acceder a un servicio experimentado, de primer nivel y con la etiqueta que caracteriza a los garzones tradicionales, a aquellos que lucen orgullosos sus impecables trajes y humita, que manejan con destreza una bandeja y que están dispuestos a enseñar lo que saben.

El Sindicato de Garzones de Temuco nació como una instancia a través de la cual era posible conseguir empleo, en un ciudad donde los restaurantes no eran más de 15 y no existían celulares. Muchos tenían que salir a otras ciudades en busca de un empleo. Hoy, cuando las fuentes de empleo superan fácil las 100, -según los dirigentes-, además de esa función, desarrollan actividades destinadas al bienestar de los socios, que pagan una cuota de 2 mil pesos los activos y 500 pesos los jubilados. También les interesa traspasar sus conocimientos y por lo mismo desarrollan capacitaciones en distintas áreas ligada al rubro.