Macarena Álvarez
"Mi hijo tenía dos años, y corriendo se acercó a la estufa a combustión lenta, tomándola con las manos. Tuvo quemaduras de primer y segundo grado. Estuvo ocho meses en rehabilitación para poder tener sus manos bien". Este fue el hecho que gatilló en Christian Rodríguez las ganas de generar un sistema que sea capaz de prevenir accidentes, y no sólo informarlos.
"Como papá, este hecho me inspiró para buscar una solución y saber cómo anticiparse, ver dónde puede estar tu hijo y poder reaccionar oportunamente", relata Rodríguez, ingeniero comercial que hace más de tres meses se encuentra trabajando en un nuevo emprendimiento, llamado Securezone.
Si bien existe una serie de empresas dedicadas al monitoreo de viviendas y niños, el gran aporte de Securezone es que permite a los padres o cuidadores de los infantes reaccionar antes que ocurra un potencial accidente, gracias a sensores ubicados en puntos estratégicos cercanos a los lugares más peligrosos del hogar, los que permiten informar mediante un aparato electrónico -similar a un beeper- el punto de la casa donde el niño se encuentra.
Pero esto no es todo. Dado que los niños se mueven constantemente, éstos portan consigo un sensor de movimiento, el cual es el que permite determinar cuando se encuentra ante un eventual peligro.
Estufas, piscinas, cocinas, entre otros, son los puntos más comunes de accidentes domésticos, los que gracias a este novedoso emprendimiento regional podrán considerarse "a prueba de niños".
Este novedoso sistema, que se encuentra a la venta de manera online a través de www.securezone.cl y su fanpage de Facebook, tiene un uso bastante simple, mezclando diversas tecnologías.
"Al conocer ciertas tecnologías, empecé a comprarlas y experimentar, y al ver que esto tenía un potencial funcionamiento, me contacté con mis amigos ingenieros y les propuse que materialicemos esta idea", cuenta Rodríguez, quien se autodefine como un "Giro sin tornillos".
Es así como cuatro ingenieros de La Araucanía se unieron para trabajar en este proyecto, que actualmente es parte de la incubadora de negocios de la Pontificia Universidad Católica de Chile, IncubaUC.
"Son un conjunto de sensores que se pueden ubicar en los lugares que los padres consideren peligrosos. Al mismo tiempo, el niño lleva un sensor -que puede ser un prendedor o una pulsera- que está en forma permanente midiendo la distancia entre el menor y el punto de riesgo. Al estar a una distancia riesgosa, le llega a la persona a cargo una alerta sonora y luminosa que indica cuál es el punto en que se activó", explica el creador de Securezone.
A prueba de agua, golpes, con colores simples y una forma que impide que el menor se lo pueda sacar fácilmente, este aparato también sirve para monitorear, por ejemplo, a personas con alzheimer o algún tipo de discapacidad.
"Nuestro slogan es 'te ayudamos a cuidar a la persona más amada por ti'", enfatiza el emprendedor.
Tal ha sido el impacto del proyecto, cuyo mercado es tan amplio y renovable como niños existan en el mundo, que actualmente se encuentran a días de viajar a Silicon Valley, para participar en ruedas de negocios e insertar su novedoso sistema en el competitivo mercado norteamericano.
"Estamos afinando los conceptos finales del negocio, para hacer un levantamiento de capital de alto vuelo", indica este ingeniero, quien enfatiza la importancia de posicionar a la Región como un polo de desarrollo tecnológico de clase mundial.
"La idea es desarrollar esta empresa desde La Araucanía hacia el resto del país. Temuco es un polo de desarrollo de tecnología muy valioso, y tenemos que fomentar el valor agregado productivo dentro de la Región para poder posicionarla mucho más fuerte", declaró Rodríguez.