Llegamos al 6 de junio, día en que el comercio de todo Chile rinde homenaje al gran estadista don Diego Portales Palazuelos, reconocido como uno de los constructores de la República y por su destacado apoyo al comercio de la época, como lo indica la historia.

Hacemos llegar a todos los comerciantes minoristas un afectuoso saludo en esta fecha en que revisamos el presente y el futuro de nuestra actividad; hoy lo efectuamos con especial atención ante los cambios y /o reformas planteadas por el gobierno principalmente en lo referido a la 'Reforma Tributaria', en que su objetivo central es mejorar el sistema educacional y obtener los recursos necesarios para el financiamiento respectivo. Compartimos el hecho de avanzar en el mejoramiento de nuestra sociedad de modo que se advierta una verdadera movilidad social, que obligatoriamente debe estar asociada a la búsqueda de una mayor equidad.

Nos preocupan nuevas facultades que se contemplan en organismos fiscalizadores y que habíamos dado por superadas con la puesta en marcha del 'Estatuto Pyme'. Hoy persisten las actividades informales, y nos parece que con las actualmente facultades que los organismos del Estado tienen, no resultaría difícil ubicar los centros de abastecimiento y/o de distribución que las fomentan, sin pagar tributo y/o impuestos algunos.

Hoy somos más de 370 mil empresarios del comercio detallista y turismo establecido que cumplimos con las leyes para ejercer estas actividades, damos empleo a más de un millón 300 mil compatriotas, con gran entusiasmo aportamos al crecimiento económico, con esperanza, creatividad e innovación para competir en mejores condiciones, afrontando las innumerables normativas y obligaciones que nos impone el Estado y además la competencia de grandes superficies y la informalidad ya indicada.

Es hora de nivelar la cancha, no es posible que se continúe produciendo el monopolio y colusión anulando toda posibilidad de competencia. Debemos evitar un clima adverso, es tiempo de hacer correcciones y que de verdad exista la libre competencia, no más fusiones de grandes cadenas que controlan el mercado y afectan principalmente al pequeño empresario; que el crecimiento produzca los beneficios deseados y todos seamos parte de él. Minoristas: ¡esforcémonos para que estos buenos deseos sean una realidad!

Cada vez resulta más evidente la necesidad de modernizar, en todos sus sentidos, el servicio de locomoción colectiva, tanto de La Araucanía como del resto del país donde existen múltiples líneas que realizan esta gestión.

En Temuco acaba de terminar un paro de 12 horas, el que naturalmente produjo innumerables molestias, con un alto porcentaje de alumnos que no pudo llegar a sus clases.

Son varias las aristas de este complejo problema, siempre analizado por la tensa relación entre los pasajeros estudiantes y los conductores, tema más que evidente en todos. La actitud, en un porcentaje sustantivo de las ocasiones, es agresiva desde uno y otro sector.

¿Qué ocurre?: los choferes ganan por corte de boleto y el de los estudiantes les es poco atractivo, lo que se constituye en germen de animadversión, por fortuna con muy positivas excepciones.

Una regularización de la situación laboral de los conductores debería considerarse en este panorama general necesario de enfrentar, para evitar malos tratos, escolares pequeños que se quedan en los paraderos sin ser llevados, muchas veces víctimas de las inclemencias del tiempo. Todo ello es real y ha sido tal cual por décadas, lo que no significa que se den pasos en procura de encontrar caminos de solución.

Otro aspecto está referido a la modernización de la flota microbusera, en algunos casos absolutamente inapropiada para el transporte de pasajeros.

Finalmente, aparece el motivo del paro: el uso de la tarjeta escolar de rebaja en el pasaje durante todo el año. Los choferes aducen que correspondería presentarla solamente los días en que hay clases, quedando fuera de esta posibilidad las actividades en sábados u horarios nocturnos, y por cierto, los viajes que no guardan relación con los afanes estudiantiles, constituyéndose ellos en contralores de lo anterior.

Los intereses de los choferes y de los propietarios de las máquinas son desde luego distintos y los primeros acusan que los aportes del Estado no llegan a su bolsillo y que se ven perjudicados al trasladar a personas por un pago muy menor a la tarifa.

Habrá que enfrentar este tema.