Qé duda cabe de que los números en rojo en el sistema de la salud pública constituyen la alerta quizás más importante entre las inquietudes ciudadanas. Mientras en la educación, que carga la mochila de la mala calidad en buena parte del sector municipalizado, la discusión más fuerte se centra en el lucro, en la salud el drama no es sólo de calidad sino de cantidad y las opiniones coinciden en que por ahora sólo habría paliativos para asistir a tantos miles de chilenos que sufren una espera dolorosa en La Araucanía y el país.

Recientes informaciones confirman que en los últimos años las deudas de la salud pública no disminuyeron sino que han aumentado levemente, en especial por la compra de medicamentos.

En Temuco el presidente saliente del Colegio Médico confirmó que las listas de espera se arrastran por décadas y hasta ahora ningún gobierno pudo introducir progresos sustantivos, toda vez que la clave es la formación de especialistas, proceso lento al cual se le ha dado prioridad tanto en el gobierno anterior como en el actual y se deberá esperar el término de los procesos respectivos.

Evidentemente es el camino correcto, pero la autoridad debe fortalecer el trabajo mancomunado con las universidades y disponer de los fondos necesarios para incrementar en forma notable el número de especialistas que deberá prestar servicio en la salud pública durante un período determinado.

En el caso de la educación se discute a favor y en contra del copago, pero en cualquiera de los casos la educación continuará atendiendo a la población; en el ámbito de la salud el drama es presente y futuro y está en juego la vida de las personas. Cuántas ya han dejado esta vida esperando por una atención y/o intervención es todo un símbolo de la falta de previsión que reinó durante tanto tiempo en la salud pública, que requiere de inversiones muy fuertes para la especialización de médicos, contratación de todo el personal faltante con valores de mercado y sanear, de una vez por todas, el déficit financiero que le aqueja. Los sectores vulnerables de nuestra Región y el país necesitan atención urgente y entrega de los medicamentos requeridos.

C uando Jesús Resucitado vuelve a la casa del Padre, se cumple la promesa de la venida del Espíritu Santo, sin el cual los apóstoles no hubiesen podido enfrentar los grandes desafíos y dificultades que presentó la misión en los orígenes de la Iglesia. Más aún debemos afirmar que es el Espíritu Santo el gran protagonista de dicha misión; esto queda muy claro en el libro de los Hechos de los Apóstoles. De hecho ésta, la segunda obra de San Lucas cuenta que los judíos celebraban una fiesta para dar gracias por las cosechas, 50 días después de la pascua. De ahí viene el nombre de Pentecostés. Luego, el sentido de la celebración cambió, para dar gracias a Dios por la ley entregada a Moisés. En esta fiesta recordaban el día en que Moisés subió al Monte Sinaí y recibió las tablas de la Ley y le enseñó al pueblo de Israel lo que Dios quería de ellos.

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