Abandonadosen plena ciudad
Parece una escena sacada del Chile de la década de los 60 ó 70. En un pasaje de Temuco, a pocas cuadras del centro y al costado de un gran supermercado, siete casas carecen del sistema de alcantarillado, obligando a las familias que viven ahí a costear de sus propios bolsillos la mantención de fosas sépticas que para muchos constituye una imagen más propia de los balnearios veraniegos que de una ciudad pujante que ostenta la condición de capital regional.
Quizás sea porque son muy pocos los afectados (y, por tanto, un menor caudal potencial de votos), o bien porque sus viviendas están ocultas en el paisaje urbano, o porque sencillamente quienes viven ahí no han hecho suficiente ruido -el que pareciera ser el método más útil para que los organismos del Estado atiendan las demandas ciudadanas-. El hecho es que en el corazón de Temuco, siete familias del Pasaje Chivilcán no cuentan con baños con la dignidad y comodidad de un país que se precia de ser de la Ocde, y tal como se ve el horizonte, y de acuerdo a la escasa respuesta de las autoridades luego de divulgarse este problema, tendrán que permanecer así por un buen tiempo más. La empresa sanitaria respondió que son los interesados los que deben financiar la conexión, algo paradójico si se considera que viven en un sector urbano y no rural.
Este drama, que ha persistido durante décadas, no ha encontrado suficiente eco en las autoridades comunales, las cuales se supone están para imaginar y planear situaciones en casos en los que el 'sistema' margina a ciudadanos que se supone tienen todos los derechos. Si no son los organismos del municipio, los concejales podrían ser quienes colaboren en allegar una solución para estos temuquenses discriminados.
En un país que está en los albores del desarrollo, y que está discutiendo una necesaria reforma educacional, resulta contradictorio que siete familias que viven casi en el centro y que no hacen 'ruido', carezcan de un sistema de alcantarillado que es sinónimo de higiene y comodidad.