Brechas económicas regionales
Entre los años 2010 y 2013 la economía chilena promedió un 5,3% de crecimiento anual, y en el trienio 2010-2012 la expansión promedio anual llegó al 5,7%; buenas cifras a la luz de la mirada macro, sin embargo, cabe preguntarse cómo hemos avanzado estos últimos años en relación a la mirada territorial del crecimiento. Y en este sentido merece especial atención evaluar no solo el avance promedio de cada región en particular, sino observar el comportamiento de las brechas territoriales en dicho periodo. Esto, dado que sería esperable que las tasas medias de crecimiento fueran aumentando en el tiempo, pero además que la volatilidad o variabilidad de los mismos se vaya acotando.
Al observar los PIB regionales entre 2010 y 2012 disponibles en las cuentas nacionales del Banco Central de Chile, podemos ver que solo siete de las quince regiones (incluida la RM) superan el crecimiento promedio del país en dicho periodo (5,7%). Es decir, poco menos de la mitad de las regiones pueden sentirse representadas con los datos país. Afortunadamente La Araucanía es una de ellas, que en el trienio analizado creció a un ritmo anual promedio de 6,2%.
Si observamos ahora las brechas regionales (diferencia entre la región que más creció en un período y la que menos creció) vemos que para 2010, 2011 y 2012 estas son: 17,8%; 21,5% y 22,7% respectivamente. Vemos que las brechas territoriales de crecimiento se han ampliado en el período de análisis.
Si analizamos los PIB per cápita regionales para 2012, también tenemos alta dispersión y brechas importantes: Antofagasta lideró este indicador con un ingreso per cápita sobre los US$37 mil, en tanto La Araucanía llegó apenas a un PIB per cápita en torno a los US$4,6 mil; una diferencia de ocho veces.
Si bien el PIB no es un indicador perfecto de calidad de vida, concordaremos que estas diferencias son excesivas entre los territorios de un mismo país. Son dos realidades muy distintas, Antofagasta estaría al nivel de PIB per cápita de países como Francia, Italia o Hong Kong; mientras que La Araucanía sería más parecido a Ecuador, Jordania o Jamaica.
Los datos parciales de los últimos años indican que aún persisten importantes disparidades regionales de ingresos. La OCDE ya ha advertido a Chile que debe focalizar esfuerzos en una estrategia de fortalecimiento y desarrollo de las regiones, una mirada territorial del crecimiento, para aprovechar las potencialidades particulares locales, avanzar hacia un crecimiento inclusivo y para contribuir a reducir las brechas que hoy son una piedra de tope en el camino al desarrollo.