Policías creen que secuestrador iba a asesinar a la menor en un bosque
acusado. Aún hay conmoción en la población Manuel Rodríguez por el secuestro de la escolar. No pueden creer que uno de sus vecinos sea el autor del hecho. Todos lo describen como un tipo callado y muy poco amistoso.
Para los equipos investigadores que indagan el secuestro y violación de una niña de 11 años en Curacautín, no cabe duda que la intención del único imputado en el caso, José Fuentealba Lara (50 años), era asesinar a la escolar.
Esto cobra más fuerza tras conocerse un antecedente entregado por una fuente cercana al caso, que precisó que la menor relató, sin tener precisión sobre el tiempo y el espacio, que tras ser secuestrada a 200 metros de su casa, el sujeto la llevó a un inmueble -y que en algún instante- la sacó de la vivienda y la trasladó en su vehículo hasta un bosque ubicado en las periferias de la comuna.
Allí -según relató la víctima- el ex reo con un vasto prontuario policial por sendos delitos, le provocó una herida con un cuchillo, lo que hace pensar a los investigadores que tenía claras intenciones de asesinarla y abandonar el cadáver, pero algo ocurrió, que Fuentealba desistió.
La estudiante fue secuestrada el pasado 8 de julio a las 18 horas, cuando salió desde su casa a comprar a un almacén cercano.
La escolar sobrevivió gracias a la valentía de Violeta Troncoso, una vecina que alertó a Carabineros que la menor estaba en el inmueble 851 de calle Arauco.
UN TRABAJADOR
En la población Manuel Rodríguez de Curacautín, José Adán Fuentealba Lara es recordado por vecinos como un hombre callado, poco comunicativo y que prácticamente pasaba inadvertido.
La vida del ahora imputado tuvo un giro radical en 1988, cuando cayó por primera vez a la cárcel tras cometer el delito de robo con homicidio. Luego de salir del penal de Curacautín, volvió a delinquir y fue el año 2000 cuando nuevamente ingresó al mismo penal para cumplir una condena producto de una violación.
Su paso por el penal de Curacautín lo habría transformado al evangelio. Si bien no se tiene certeza desde cuándo profesa la religión, lo cierto es que los vecinos cuentan que cuando transitaba por el barrio era frecuente verlo salir con una Biblia en sus manos.
En el penal además aprendió a trabajar con madera, oficio del cual sacó provecho y le permitía ganarse la vida.
Camila Riquelme vive al lado del acusado. Sus recuerdos no condicen con el pensamiento negativo de la población. Contó que con ella se comportó siempre como un vecino afable y con buena disposición.
'Yo conversaba con él, se veía una muy buena persona. Me decía que si tenía un problema o necesitaba algo que le dijera, es difícil creer todo lo que pasó', sostuvo.
Sobre los hechos acontecidos esa tarde del martes 8 de julio, Riquelme dijo que llegó a su hogar a eso de las 21 horas y que encendió la radio para escuchar música, por lo que dice no haber sentido nada extraño en la vivienda aledaña.
De hecho, Camila recordó que se encontró con la pareja de Fuentealba, y que le había manifestado su felicidad por el hallazgo de la menor, desconociendo que él era el captor.
'El día que pillaron a la niñita yo conversé con ella y me dijo que había escuchado la noticia en el colectivo y se alegró por la niñita y me dijo ojalá que pague', dijo Riquelme.
Consultada sobre si los días posteriores fue requerida por las policías para recabar más información sobre el secuestro, la vecina es tajante en precisar que mientras ella estuvo en su casa 'nada, aquí por lo menos no vino nadie de Carabineros ni la PDI para pedirnos información', relató.
Apenas R.J. llegó a su casa de la calle 9 Oriente, la familia se preocupó se recibirla con la mayor de las alegrías. A sabiendas de los momentos de horror que vivió, la casa fue especialmente adornada con globos de todos los colores para levantarle el ánimo a la menor.
Actualmente los únicos autorizados para verla y hablarle son sus familiares más cercanos. Tan estricto es el cumplimiento de esa norma, que incluso algunas de las vecinas que acompañaron desde el primer minuto a la familia, no han podido acercarse a la estudiante de quinto básico.
La mayor preocupación de sus más cercanos es su estado de ánimo. Eso sí, el proceso judicial del caso es de suma relevancia pero reconocen que eso no está en sus manos y que prefieren centrarse en darle confianza a la niña.
Héctor Muñoz, tío de la víctima, dijo que la contención a la menor ha sido ofrecida por el Ministerio Público, la Gobernación de Malleco y la Seremi de Educación. 'Hemos sido apoyados por varias instituciones, como la Fiscalía que nos ha orientado bastante, incluso la gobernadora de Malleco - Andrea Parra - nos puso a disposición un equipo multidisciplinario pero de momento preferimos no hacer todo de forma tan rápida, queremos esperar un tiempo', dijo el familiar.
El fiscal Iván Isla, quien investiga el caso, formalizó el sábado al imputado por el delito de sustracción de menor, violación y lesiones leves.
Tras la audiencia, Fuentealba Lara pasa sus días al interior de la cárcel de Temuco, para proteger su integridad física.
Sobre su estado de salud, el director regional de Gendarmería, coronel Luis López, detalló que 'él llegó bien, se le hicieron todos los chequeos médicos y respecto de su integridad física, la institución siempre ha velado por el resguardo de las personas y en este caso no es la excepción'.
Por último, el Coronel López precisó que Fuentealba Lara 'está apartado de la población penal y tiene custodia del personal que lo está vigilando'.
'Yo conversaba con él, se veía una muy buena persona. Me decía que si tenía un problema, le dijera'.
'No era una persona amistosa, pero lo vi un par de veces subirse a un auto azul con una Biblia'.
'(Él acusado) está apartado de la población penal y tiene custodia del personal'.