Déficitsen las fiscalías
Las afirmaciones del fiscal regional de La Araucanía han provocado cierto escozor en diversos círculos, al aseverar que se han detectado falencias en el trabajo policial en los sitios de los sucesos, en algunas ocasiones, lo que naturalmente confabula para obtener sentencias condenatorias en el tribunal.
Un senador de La Araucanía ha sostenido que si un imputado culpable termina en libertad, es el resultado de que alguien 'no ha hecho bien su pega', pero el tema de fondo es más complejo y tiene uno de sus orígenes en la recarga irracional de casos que deben llevar adelante los fiscales, que en esta Región llegan apenas a 39 profesionales.
Más allá de analizar asuntos cualitativos, en el primer semestre de 2014 se recibieron casi 35 mil causas. Si esa cifra se coteja con los 39 fiscales existentes es natural concluir que existe un problema tremendamente serio. En consecuencia, si a esas 'ciertas falencias' en los sitios de los sucesos se agrega la escuálida dotación de fiscales, es poco razonable pedir mayor eficiencia.
El número de persecutores en La Araucanía es prácticamente el mismo desde el año 2006, pero el de las causas que deben ser vistas ha superado todas las expectativas. Sin embargo, hay más en este negativo panorama: ya el año pasado el presidente de la Asociación de Fiscales anunciaba la fuga de 160 fiscales del Ministerio Público a causa de la ausencia de carrera profesional. Connotados fiscales han renunciado por ese motivo y algunos se ponen al frente de fiscalías privadas, que prestan ayuda a quienes puedan pagar para que se haga una investigación de delitos, servicio enfocado principalmente a empresas.
El nuevo sistema, basado en la presunción de inocencia, exige un trabajo policial y de fiscalía mucho más exigente que en el esquema antiguo, pero no se puede llevar adelante en la medida que continúen las graves limitantes ya mencionadas. El Estado deberá proveer las condiciones adecuadas al momento que se vive, bastante distantes de las que se proyectaron al poner en marcha la nueva justicia. No se han hecho los ajustes indispensables y en esas condiciones es ilusorio exigir mejores resultados.