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La dura vida de los vecinos que exigen el cierre del vertedero

Boyeco. Ratones, moscas, malos olores, jaurías de perros, agua contaminada y campos sin capacidad de siembra conforman el panorama.

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A inicios de este mes, medio centenar de vecinos de las inmediaciones de Boyeco se unió y marchó hasta la Corte de Apelaciones de Temuco para presentar un recurso de protección exigiendo el cierre definitivo del vertedero.

El oficio, llevado a trámite por el abogado Jaime Moraga y firmado por los representantes mapuches de las cinco comunidades más cercanas al basural, apuntaba en lo medular a que su funcionamiento está fuera de normativa y legalidad por no respetar el plan de cierre aprobado por la entonces autoridad medioambiental -Comisión Regional del Medio Ambiente, Corema- en 2009, que daba un plazo de 5 años para el cierre, plazo que se cumplió en enero de este año.

Durante la presentación del escrito, el abogado Jaime Moraga estableció los puntos del recurso, señalando que buscaba proteger los derechos constitucionales de más de 200 familias afectadas por el vertedero, 'en relación al derecho a vivir en un medioambiente libre de contaminación y también el derecho a propiedad por tratarse de terrenos de dominio ancestral'.

El recurso de protección se interpuso contra los municipios de Temuco, Lautaro, Vilcún, Padre Las Casas, Perquenco y Galvarino, todas comunas que actualmente descargan su basura en el vertedero de Boyeco. Como representantes de cada municipio figuran los alcaldes.

El año 1992 el Vertedero Boyeco comienza su funcionamiento, proyectándose una vida útil de 20 años. En un comienzo operó según modalidad de acopio en zanjas que se iban cubriendo y compactando a medida que se llenaban. Posteriormente el proyecto es sometido a evaluación ambiental mediante el Estudio de Impacto Ambiental 'Mejoramiento Centro de Disposición Final de Residuos Sólidos de la Comuna de Temuco' y fue calificado favorablemente por la Comisión Regional del Medio Ambiente en 2001. El proyecto aludido planteaba una modificación significativa al vertedero, prolongando su vida útil, incorporando un proceso tecnológico previo a la disposición final de los residuos sólidos domésticos y de un tratamiento para los lixiviados generados, fundamentalmente en el proceso de compactación.

Sin embargo, durante el 2004 y dado los graves incumplimiento presentados por el proyecto, la Corema revocó la autorización ambiental.

El 6 de octubre de 2008 se presentó el Plan de Adecuación ante la Seremi de Salud y un año después se aprobó el proyecto de cierre del vertedero Boyeco, proyecto en el cual se basa la inspección ambiental, debiendo efectuarse el cierre en enero de 2014, pero hay una prórroga hasta el 2016.

La ejecución del proyecto de cierre comenzó en enero del año 2012. Actualmente la disposición de los residuos se realiza en el área A, por lo tanto, aún no hay actividades de sellado final.

El vertedero más grande de La Araucanía -recibe unas 500 toneladas de basura al día- se ubica a 18 kilómetros del centro urbano de la capital regional, en el camino a Temuco-Cholchol.

Numerosas comunidades mapuches se encuentran en esta área, rodeando el vertedero, siendo 200 familias las más afectadas.

¿Cómo es la vida junto a un vertedero? el resumen de los vecinos que están a menos de 500 metros de la descarga de basura no puede ser más espeluznante: malos olores, plaga de moscas, ratones dentro de las casas, pozos inutilizables, campos sin posibilidad de siembra y miedo ante el ataque de los perros que viven en el basural.

'El vertedero se instaló después de que llegamos a este lugar', asegura Juan Huentemán Coñoepán, cuyo núcleo familiar está compuesto por 5 personas. 'Desde entonces sólo hemos tenido problemas, aquí está todo contaminado, y al final uno termina acostumbrándose hasta a la presencia de ratones'.

Huentemán tiene terrenos agrícolas exactamente al lado del basural, donde por tradición sembraba trigo y avena. 'Ahora no se puede sembrar nada, porque la gente que vive en el vertedero corta los cercos. En verano debido a que queman el cobre, se les vino el fuego a mi predio y quemó todo el trigo. Sume a eso que los líquidos percolados han entrado a las napas, es agua que no sirve ni para darle a los animales'.

Antonio Llanquín vive hace 3 décadas a una distancia de 2 kilómetros del vertedero, junto a 40 familias. Él, al igual que la mayoría de los vecinos de Boyeco, fue testigo de la instalación del vertedero.

'En verano vivir aquí es insoportable por los malos olores', asegura Llanquín. 'El tema es que llegan moscas y ratones, ratones grandes. Y además bajan los perros a matar los animalitos que criamos'.

Según denuncias de vecinos, los perros que nacen y proliferan entre la basura realizan incursiones nocturnas por los campos vecinos, matando gallinas, patos, gansos, cerdos y ovejas de las comunidades, e incluso ponen en peligro a los estudiantes que van y vienen entre la escuela del sector y las comunidades.

La vecina Ida Huenchu vive en la zona de Boyeco, comunidad Ramón Reyes, desde muchos años antes de que se instalara el vertedero.

'Es terrible vivir así, entre el mal olor, el miedo a los perros', indica la vecina. 'Ni siquiera el agua se puede ocupar, así es que no se puede tener pozos. No tenemos agua potable, la trae el municipio'.

Ida Huenchu vive a 400 metros del vertedero junto su pareja, Manuel Currín, y sus hijos Daniel (3), José (13), Beatriz (19) y Juan Pablo (23).

Manuel Currín agrega que 'aquí está todo contaminado y hay muchos niños que corren riesgos en su salud. La municipalidad viene a fumigar una vez a las quinientas, y somos nosotros los que tenemos que ver este problema. Son ratones muy grandes, guarenes'.

El Austral intentó recoger la versión del alcalde de Temuco respecto de este tema, sin éxito. Miguel Jaramillo, alcalde de Lautaro -uno de los 5 municipios a los que apunta el recurso de protección- señaló que 'la solución al tema de los residuos sólidos domiciliarios tiene que venir de Intendencia, porque cada día se van a sumar más municipios que como nosotros, no tienen dónde dejar su basura porque se llenaron sus pequeños vertederos'.

El recurso de protección señala que se ha vulnerado el convenio 169 de la OIT por no garantizar a las comunidades indígenas el derecho al territorio y a los recursos naturales provenientes y propios de ese espacio, y se solicita una indemnización de 50 millones de pesos por persona por concepto de daños y perjuicios.

'Con el mal olor llegan las moscas. Muchas veces hemos hablado con las autoridades, sin respuesta'.

'Los líquidos percolados han entrado a las napas, el agua no sirve ni para darle a nuestros animales'.

'Hay ratones muy grandes, guarenes, que entran a las casas y tenemos que esperar las fumigaciones'.

'Ni siquiera el agua se puede ocupar, así es que no podemos tener pozos, nos tienen que traer el agua'.

'Cada vez más municipios se están quedando sin un lugar donde dejar su basura. Es un tema regional'.