Ambición sin límites
Raíz de todos los males es el amor al dinero, dice la Biblia. Cuántas sangrientas guerras se han justificado por muchas razones y, sin embargo, lo que subyacía era la ambición por obtener los recursos del otro -tierra, petróleo o agua- todo lo que en definitiva produce riquezas, pues ellas traen poder, fama y control. Así los individuos (joven o dueña de casa, profesional o jubilado, político o Estado, empresa y hasta muchas iglesias) anhelan y son capaces de todo por obtener dinero.
Por amor al dinero tenemos pornografía, abortos, drogas, prostitución y abuso de menores, corrupción en la banca, la bolsa, la ciencia, las corporaciones farmacéuticas, etc. Por falta de dinero o por los efectos de su exceso muchos caen en depresión, y algunos terminan con sus familias o sus propias vidas.
Quizás antes el servicio a Mamón parecía más brutal - como en la conquista de América donde se abusó, explotó, oprimió y mató en busca de El Dorado - y hoy es más sutil, yendo desde la corrupción en todos los niveles de la sociedad, cobros excesivos de intereses o pago interminable de cuentas que en su origen parecían legítimas. Pero al final de cuentas, lo que ello muestra es una ambición sin límites, un amor claro y evidente por el dinero.
Esta semana se informó que los ganancias de las isapres fueron de casi 50 mil millones de pesos, en tanto que un jubilado tiene serios problemas para ser atendido en el sistema de salud, pese a estar cotizando un porcentaje grande de sus escuálidos ingresos. Y, como si fuera poco, muchas de estas instituciones no sólo aumentan sus cotizaciones, sino que las justifican. No sólo en la educación hay lucro desmedido, sino también en la salud. Claro que, como se juega con la vida de personas, aquí es más grave.
Me pregunto, ¿quiénes son los dueños?, ¿será que no les alcanza para vivir con todo lo que ganan?, ¿tendrán límites? Querido lector, esto no es privativo sólo de las grandes empresas y sus ambiciosos propietarios; no se engañe, el amor al dinero ciega, el deseo de riqueza fácil que no demande mayor esfuerzo, por medio del despojo, abuso o del simple 'aprovéchate si puedes' que algunos eufemísticamente llaman viveza, es según Ayoroa 'la semilla espiritual de corrupción de nuestra América Latina.
La Biblia dice que el corazón humano es perverso, y pasar los límites de todo por amor al dinero es una simple expresión de ello.
Todo sistema económico, político y social que se basa en la acumulación sólo pervierte la pureza de la creación divina.