Es triste ser testigo de descalificaciones y virulencia verbal entre muchos políticos. También es triste ver cómo al parecer muchos de los connotados representantes de los partidos no aprendieron de las últimas elecciones, donde fue evidente la apatía en la participación ciudadana, justamente por que a una gran parte de los chilenos no les interesa ser parte de ese odio visceral que muchos expresan, escondido en argumentaciones políticas y búsqueda de resolución de problemas de la gente, como ellos dicen. Su animadversión no se logra esconder, aunque se sonrían y se den palmaditas en la espalda.
Parece que luego de tantos años de sufrimiento, de división y de enemistades en nuestro país, muchos siguen pensando igual que antes. Parece que la lucha de clases es una aspiración solapada en unos y un ideal abierto en otros, que siguen viendo al prójimo como enemigo.
La escuela de violencia verbal es la antesala a la violencia física que usan aquellos que carecen de palabras. La delincuencia en el país y la violencia en La Araucanía no surgen de la nada, y no están asentadas en el vacío del tiempo y espacio. Tienen antecedentes no menores que debemos considerar.
Claro, las autoridades de turno siguen invitando a mesas de diálogo, pero el diálogo sigue pareciendo de sordos, pues en el fondo los convocantes como los convocados solo desean imponer sus puntos de vista, siendo o no justos o justificados sus argumentos. Aunque esto se niegue con palabras, se afirma con los hechos.
La mayoría sigue pensando igual que antes, aunque dicen aspirar a un mundo diferente. Expresaba Peale: 'Cambia tus pensamientos y cambiará tu mundo'. Me pregunto, ¿de verdad se quiere cambiar este mundo? ¿De verdad se quiere erradicar la delincuencia? ¿De verdad se aspira a la paz en nuestra Región, a costa de 'quemarse a lo bonzo', como alguien dijo? ¿O sólo son palabras de buena crianza, un discurso para la galería, pero que carece de real disposición al cambio? ¿Es que sólo son voluntades políticas las que deben primar? ¿Anhela nuestra sociedad regional vivir de verdad en paz? ¿Qué está dispuesta a hacer para ello?
El apóstol Pablo decía 'cambien su manera de pensar y cambiará su manera de vivir'. Y, sin duda, que si cambiáramos nuestra manera de vivir, nuestro mundo cambiaría radicalmente. Pero para que esto se produzca es necesaria cirugía mayor al nivel de la mente y del corazón. Significa reorientar toda nuestra vida en la dirección que Dios indica. Y Dios jamás indicará un sendero que aleje del amor.