Consulta indígenay futuro ministerio
Con los encuentros sostenidos ayer en Temuco y Padre Las Casas comenzó la anhelada consulta indígena, proceso emanado desde el Estado mediante el cual se busca reunir propuestas para la proyectada creación del Ministerio de Asuntos Indígenas y del Consejo de Pueblos Indígenas, ambos parte constitutiva del programa de gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet. Si bien durante años las distintas administraciones intentaron dar forma a esta consulta, ha sido ahora, cuando el tema mapuche ha encontrado cierta resonancia en las esferas de La Moneda, que ha sido posible iniciar este mecanismo que aunque ya tiene detractores dentro de algunos representantes de los mismos pueblos originarios, significará un notorio avance para diagnosticar el estado de participación en una materia altamente sensible en La Araucanía.
La consulta indígena se realizará en todo el país durante seis meses para conocer los planteamientos de los nueve pueblos originarios, pero es evidente que serán los de las comunidades mapuches los que concentren la atención, tanto por su cantidad como por la histórica demanda por mayor participación y reivindicaciones territoriales. Se espera entonces que este instrumento avance y se consolide entre las distintas agrupaciones mapuches. Podría argumentarse que es una consulta que proviene del Estado y que adolece de muchas fallas, pero es un proceso ya en marcha que no podía continuar dilatándose si se considera la demanda de paz social que tanto requiere esta Región en beneficio de todos sus habitantes, mapuches y no mapuches.
Uno de los propósitos finales de esta consulta es sentar las bases para la generación del Ministerio de Asuntos Indígenas, un aspecto fundamental para que el Estado logre aproximarse de manera correcta hacia la temática de los pueblos originarios, dejando de lado las visiones cargadas de prejuicios que ha arrastrado durante años, y que van desde la indiferencia y discriminación hasta el asistencialismo. Una vez creada esta secretaría ministerial, la realidad de los pueblos originarios podrá instalarse definitivamente en las esferas del Estado para que nunca más vuelvan a cometerse los errores del pasado.