Crimen de jovenpsicóloga de EE.UU.
Hace bastante tiempo la comunidad temuquense no había tenido que lamentar una muerte tan horrenda como la que sufrió la joven sicóloga norteamericana Erica Faith Hagan, de 22 años, descubierto la noche del viernes último en el dormitorio que ocupaba al interior de las dependencias del Colegio Bautista de la capital regional. Por sus especiales características, este crimen ha trascendido las fronteras, pues cada vez que un ciudadano de Estados Unidos fallece en circunstancias violentas en cualquier lugar del mundo, se prenden las alarmas de las instituciones del gobierno federal que esperan, obviamente, que la investigación policial avance con eficiencia y prontitud.
Pero que la víctima haya sido chilena o extranjera, en realidad es sólo un dato más a considerar en cuanto a la repulsa que genera en la opinión pública. El asesinato se cometió al interior de un colegio ubicado en un punto emblemático de la ciudad y afectó a una joven profesional que vivía en su interior. Hasta ahora, los antecedentes de la investigación apuntarían a cierto grado de conocimiento entre víctima y victimario, habida cuenta que no hay signos de que la entrada haya sido forzada y a las declaraciones de un rondín del establecimiento, quien registró en su bitácora de novedades ciertas situaciones anómalas ocurridas esa noche.
La palabra la tienen ahora el Ministerio Público y las instituciones policiales, que tendrán que investigar con agilidad para capturar al o los responsables. Tanto la comunidad del Colegio Bautista como de la propia ciudad de Temuco desean que este crimen se dilucide con rapidez, tanto para llevar a la justicia al o los homicidas, como para llevar tranquilidad a las personas, en el entendido que un asesinato de estas características es algo absolutamente episódico en la capital regional y no parte de un patrón que tiene inicio y no un final. El Gobierno, por su parte, debe exigir que las pesquisas sean eficaces y dotar a las policías de los medios necesarios para que cumplan con su labor. Lo más saludable para la sociedad es capturar al victimario y que enfrente el proceso judicial, antes que la impunidad tienda su manto en este caso como lo ha hecho en tantos otros crímenes emblemáticos ocurridos en Temuco.