U rge que a nivel nacional se busque soluciones efectivas al delicado tema de los trasplantes de órganos, que vivió un nuevo traspié tras los inconvenientes que hubo para materializar una donación múltiple de un joven donante en el Hospital Regional de Temuco, procuramiento impedido por la falta de equipos en la Red de Cordinación Nacional de Procuramiento y Trasplante de Órganos y Tejidos del Ministerio de Salud.

Esta grave situación, que atenta directamente en contra de la esperanza de vida de quienes necesitan con premura un órgano, no puede justificarse por el hecho de que el equipo especializado haya estado en Copiapó en otro procedimiento similar. Se necesita, en consecuencia, disponer de más de una opción en estos casos, máxime en circunstancias que las donaciones de órganos son escasas.

Lo anterior echa por tierra la voluntad de los donantes y el trabajo que hacen los profesionales médicos locales, que se ven frustrados ante la carencia de otros equipos para cubrir estos procuramientos.

La ministra de Salud ha reaccionado aceptando que el sistema actual no garantiza los resultados y por tanto se debe trabajar en una nueva institucionalidad para construir un modelo eficiente y que estos esfuerzos no sean en vano.

Hay un tema de rechazo en la población para donar órganos de sus familiares fallecidos, ello es efectivo, pero no se puede desconocer que cuando esa voluntad está presente en ocasiones resulta imposible llevar a cabo el procuramiento, por falta de equipos profesionales, medios tecnológicos o fallas en el transporte aéreo de los órganos.

La reticencia de los familiares gira en torno a creencias injustificadas, como que el diagnóstico de muerte encefálica no se hace de buena forma; se habla de venta de órganos o que estos pudieran ser extraídos estando viva la persona, etcétera.

A nivel país más de 1.800 personas esperan con ansiedad un órgano que les permita prolongar su vida; el 80 por ciento de ellas serán atendidas por la salud pública en el caso de ser beneficiadas por la generosidad y solidaridad de las familias.

Hay que partir con una afirmación rotunda: el bombazo de esta semana, así como todo acto de violencia debe ser perseguido y condenado en virtud de sus méritos jurídicos. Ahora bien, más allá de esto, que estoy seguro todo lector encuentra evidente, resulta fundamental llamar a la cordura y serenidad. Esto no quiere decir, en absoluto, relativizar lo sucedido y seguir como si nada hubiese ocurrido, pero en momentos de crisis suelen cometerse otras tantas barbaridades, perfectamente evitables.

Lo realizado, ampliamente condenado, por la prensa los días posteriores al bombazo es un ejemplo claro de que es necesario serenarse y tomar calma antes de realizar juicios, insinuar relaciones, establecer causas, nombrar grupos, condenar colectivos sociales, etc. Esto pues luego de revisados los antecedentes, llevados a cabo los juicios, resultan ser muchas veces relaciones inexistentes, grupos que no tienen nada que ver en las acciones, etc. Se revela una falta de profesionalismo que, si nos tomáramos más tiempo para informar y menos para 'golpear', seguro serían menos frecuentes.

Ahora bien, si como sabemos desde el ámbito teórico, los medios de comunicación (unos más que otros, claro) buscan sorprender, golpear, emocionar, es necesario hacer consciente al público: a los lectores, radioescuchas, televidentes, que no todo lo que lee, escucha o ve, es cierto. Así de claro. Hay suficientes ejemplos para demostrar que los medios manipulan la información, muestran sólo un aspecto de la misma, estigmatizan grupos sociales y movimientos en un juego permanente de articulación con el poder establecido. Es decir, hay un amplio espectro de acciones que ya sea pensadamente o, como parte, de su trabajo rutinario, los medios realizan y que no guardan relación con la realidad.

En esta medida es fundamental, en esta sociedad de la opulencia informativa, una mirada crítica para leer los medios de comunicación. Es necesario contrastar versiones, no creer a primera vista, ser cautos en los juicios. Como en la vida, sólo pueden realizarse juicios sobre 'algo' y 'alguien', cuando se tiene comprobación de los actos perpetrados.

Los que aparecen de inmediato, buscando ser los primeros en hablar, en decir la 'verdad', suelen equivocarse rotundamente. La premura en enjuiciar, en estos casos, suele ser contraria a la justicia. Por tanto: cordura a los medios, a las policías y a los políticos.

director Centro de Investigación,