70 años trabajando por quienes más lo necesitan
Luego de un encuentro transformador con un hombre empapado, tiritando de frío y sin una mano amiga que lo acogiera, el padre Alberto Hurtado decidió que esta realidad no podía seguir ignorándose, por ello hace 70 años cambió su vida por completo y la de miles de chilenos, consagrándose por entero a quienes más lo necesitaban.
Lleno de ímpetu y ansias de transformar a Chile en un país que no sólo fuera más justo y solidario, sino también donde todos pudiésemos mirarnos a los ojos y reconocer nuestra dignidad, un 19 de octubre de 1944 fundó el Hogar de Cristo, proponiéndose además la ardua tarea de llegar donde los otros no están… aquellos lugares en los cuales habitan los dolores de los más pobres y excluidos de la sociedad.
Hoy, aun cuando después de siete décadas de historia el contexto social, político y económico de nuestro país ha cambiado considerablemente, en Chile todavía hay más de dos millones y medio de personas que viven con menos de 2.500 pesos diarios. Al sumergirnos en la realidad de la pobreza y exclusión encontramos ciertas características que nos acercan a la comprensión de la problemática: ruptura de vínculos familiares, adicciones, enfermedades físicas o mentales, cesantía, por nombrar las más habituales ('En Chile Todos Contamos', junio de 2012.)
¡No podemos bajar los brazos!, pensamos como Hogar de Cristo. 'El gran enemigo de Cristo en Chile es la apatía, la indolencia, la superficialidad con que se miran todos los problemas…', decía el mismo Padre Hurtado. Sólo en nuestra Región hay 217.755 compatriotas en situación de pobreza que necesitan de nuestra ayuda (Casen 2011).
Por ello, al igual que hace siete décadas el Hogar de Cristo sigue más vigente que nunca y con el profundo anhelo de seguir transformando el alma de Chile, por un país donde trabajemos en pos de terminar con las desigualdades, inequidades e injusticias, uno en el cual busquemos restituir la dignidad de los casi dos millones y medio de chilenos que viven en la pobreza y muchas veces son invisibles ante nuestros ojos.
directora