Los consejeros regionales (cores) deciden el destino de los recursos regionales de inversión, aprueban la Estrategia de Desarrollo Regional, fiscalizan las funciones del intendente y ratifican los convenios entre los gobiernos regionales y los distintos órganos del Estado, para la gestión y ejecución de las iniciativas de inversión regional.

Debemos reconocer que con la elección democrática de los actuales cores, que se llevó a cabo por primera vez en 2013, hemos dado un paso sustancial para tener más y mejor democracia. Por ello, debemos seguir avanzando y de manera urgente mejorar la situación laboral de los consejeros regionales, para que puedan realizar más adecuadamente sus labores.

Hoy podemos constatar muchas falencias y debilidades aún en esta materia. En este contexto, sostuvimos una importante reunión de trabajo con dirigentes de la Asociación Nacional de Consejeros Regionales (Ancore), con la finalidad de ir avanzando en temas relativos a sus competencias, estructuras de los gobiernos regionales, además de ir evaluando propuestas para fortalecer la regionalización.

En la ocasión, les informé que tras gestiones con el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo y con el subsecretario de la Subdere, Ricardo Cifuentes, el Ejecutivo ingresará un proyecto de ley para zanjar las principales necesidades, condiciones y aspectos fundamentales que han solicitado los consejeros regionales de Arica a Punta Arenas.

Entre los principales requerimientos están el aumento de sus ingresos para poder ejercer con mayor disponibilidad sus atribuciones; reembolso de los gastos cuando asisten a las comisiones en las cuales no son titulares; seguro de accidentes; personal de apoyo y asesores; el derecho de justificar las inasistencias a las reuniones; y condiciones para trabajar acordes a su investidura.

Los cores han valorado la entrega del informe de la Comisión Asesora Presidencial en Descentralización y Desarrollo Regional, situación que catalogaron de muy relevante, para poder profundizar el proceso descentralizador chileno.

También expresaron su satisfacción por la conformación de la Bancada Regionalista, que reúne a un importante grupo de senadoras y senadores, así como también por la creación de una comisión prelegislativa para revisar los aspectos relacionados con temas netamente regionales.

Profundos cambios ha experimentado la profesión docente en el país en las últimas décadas. Desde la época en que el libro, el lápiz y el cuaderno eran los principales implementos con que los alumnos seguían la clase del profesor y se internaban en materias siempre novedosas, se ha ido transitando progresivamente a una situación actual en que los alumnos 'digitales', armados de dispositivos tecnológicos cada vez más avanzados, desafían a profesores 'análogos' que día tras día deben luchar para ganarle la competencia a una omnipresente Internet y conquistar así la atención de los niños y jóvenes. Precisamente una de las discusiones que se están sosteniendo hoy es hasta qué punto el docente puede obviar esta realidad de estudiantes hiperconectados, capaces de busca información al instante para rebatir los contenidos entregados en clase.

Esta generación, llamada 'Z' o 'Y', según sea el experto que hable de ella, está modificando de una manera diametral la manera de hacer clases de los profesores, como se comentó esta semana en un seminario docente que se realizó en Temuco, y en el que se concluyó que los actuales docentes carecen de las competencias adecuadas para tomar el control de su clase y estar de igual a igual (vaya paradoja con el pasado) con alumnos que aprenden de formas muy diversas. Mientras los docentes no se apropien de las enormes oportunidades que brindan las nuevas tecnologías, se seguirá incrementando la brecha existente con los estudiantes que, tal como antes, aún requieren una guía experta para darle significado a los contenidos que reciben desde la pizarra como de Internet.

La gran responsabilidad, deslizada en el seminario, corresponde a las universidades que forman a los futuros profesores. Es en ese espacio privilegiado en el que tienen que desarrollarse las competencias y habilidades para que sus futuros egresados sean profesionales digitales, que puedan estar a la par de sus alumnos y que en lugar de ver a los smartphones, tablets y otros como una amenaza o un distractivo, los consideren un ineludible complemento a la hora de guiar a niños y jóvenes en el aprendizaje.