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Gobernador del Banco de Grecia dice que la banca está lista para apoyar economía

eurozona. Esto en base a los resultados de las pruebas de solvencia del Banco Central Europeo (BCE).

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El gobernador del Banco de Grecia, Yannis Sturnaras, aseguró ayer que los bancos de ese país están preparados para apoyar a la reestructuración de la economía griega, tal como ya lo demostraron los resultados de las pruebas de solvencia del Banco Central Europeo (BCE) a la que fueron sometidos.

'Ahora (los bancos) pueden concentrar sus esfuerzos en el apoyo a la economía real, mediante la financiación de las empresas y los hogares, y abordar el problema de la morosidad', dijo Sturnaras en declaraciones al diario griego Efimerida ton Syntakton.

Sturnaras señaló que la banca 'ha pasado página' y ahora se basa en fundamentos más sólidos que en el pasado 'para contribuir a la reestructuración de la economía griega, ya que han fortalecido significativamente su capital como se vio en la evaluación del BCE'.

El gobernador griego explicó, además, en declaraciones al periódico local Imerisía, que se trata de un momento 'paradójico' porque mientras que los bancos tienen unas bases sólidas, los mercados se muestran 'convulsos', lo que se debe a la 'incertidumbre sobre si a medio plazo Grecia seguirá aplicando políticas económicas que contribuyan a la creación de superávit primarios y a la mejora de la competitividad o no'.

En las pruebas de solvencia del domingo pasado tres de los cuatro bancos griegos analizados -el National Bank of Greece (NBG), el Eurobank y el Piraeus Bank- no alcanzaron los mínimos exigidos y solo el Alpha Bank aprobó el test. Sin embargo, las dos entidades (Eurobank y Piraeus Ban) a quienes el BCE les auguró una necesidad de capital adicional de 2.960 millones de euros, se apresuraron en confirmar que no deberán acometer recapitalizaciones, ya que cubrirán este agujero con los beneficios conseguidos a lo largo de 2014.

Producción industrial china desacelera su expansión durante septiembre

actividad. A pesar de esto el indicador sigue por encima de los 50 puntos, lo que aún es una señal de expansión. China continúa en la búsqueda de una menor dependencia de las exportaciones y más del consumo interno.

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La actividad industrial de China desaceleró su expansión en septiembre respecto a agosto, arrastrada por el enfriamiento de la segunda economía mundial, según datos oficiales divulgados ayer. Así la producción alcanzó su punto más bajo en los últimos cinco meses.

La Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) publicó que el Índice Gerente de Compras (PMI), indicador de tendencia en la industria china, se situó en los 50,8 puntos en agosto, tres décimas por debajo de la cifra de septiembre y agosto, y hasta nueve décimas menor que la de julio, cuando registró su mayor expansión en 27 meses.

A pesar de esta desaceleración, el indicador se sigue situando por encima de los 50 puntos, lo que indica expansión. Si bajara de este umbral, constataría una contracción. Eses es el octavo mes consecutivo que el PMI refleja una expansión, si bien en los últimos meses se ha ido notando la reducción de los niveles de crecimiento del país asiático.

'A pesar de las bajadas, el indicador se sitúa por encima del umbral que le separa de la contracción lo que indica que la industria se mantiene estable mientras la economía entra en la nueva normalidad', destacó Zhao Qinghe, estadista jefe de la ONE, haciendo alusión al término acuñado por el Gobierno, esa 'nueva normalidad' de la economía con la que buscan un modelo menos dependiente de las exportaciones y más del consumo interno.

Por subíndices, el de producción se situó en los 53,1 puntos en octubre, cinco décimas menos que en septiembre, mientras que el índice de nuevos pedidos perdió seis décimas respecto al mes anterior y llegó a los 51,6 puntos.

No obstante, los nuevos pedidos de exportación decrecieron tres décimas y se situaron en los 49,9 puntos.

La lectura del PMI oficial suele complementarse con el índice que días más tarde publica sobre las manufacturas chinas la entidad financiera HSBC, aunque en ocasiones los dos indicadores dan resultados contradictorios.

Los datos de la industria se conocen después de que el Banco Mundial redujera sus perspectivas de crecimiento económico para China de dos décimas este año, al situar su PIB en un 7,4 % y de tres décimas en 2015, cuando prevé que aumente un 7,2 %. Ello se situaría por debajo de la meta fijada por el Ejecutivo chino este año, en el 7,5 %.

La institución financiera urgió a China a basarse en las reformas y no en ambiciosos objetivos de crecimiento, una actitud que, según se evidencia en los discursos de los líderes, ya se está tomando en el Gobierno, que defiende que el 'ritmo' de crecimiento no es lo más importante en la actualidad y afirma centrar más su atención en el empleo y en conseguir un crecimiento estable.

China creció en el tercer trimestre de este año un 7,3 %, dos décimas menos que en el segundo y una por debajo del primero, el crecimiento más bajo que registra el país desde el primer trimestre de 2009, cuando notó los efectos de la crisis financiera mundial y logró un ascenso de sólo el 6,2 %.

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