Conducción responsable
Hace cinco días un nuevo accidente de tránsito en la intersección de las avenidas Recabarren e Italia -el mismo lugar donde el 29 de julio falleció en un atropello el profesor Andrés Acuña-, dejó a tres personas lesionadas de diversa consideración, un vehículo volcado y otro con daños de diversa consideración. Esto no hace más que confirmar lo que los vecinos que residen en esa vía o en calles aledañas han venido reclamando desde que ésta fue entregada al uso público, aún sin estar concluidos oficialmente los trabajos de remodelación, y que dice relación con dos temas clave: que las medidas de seguridad siguen siendo deficientes y que urge concientizar a los automovilistas sobre la conducción de sus vehículos de manera defensiva y respetando las leyes del tránsito.
Si bien la constructora a cargo de la obra adoptó medidas tendientes a disminuir la velocidad de los vehículos en las caleteras, que era uno de los puntos más sensibles reclamados por los residentes en esa arteria, toda vez que acusaban que la locomoción colectiva y vehículos particulares circulaban por esas vías a velocidades demasiado altas, sigue habiendo lugares en los que la señalética podría mejorarse y otros en los que el diseño de la vía merece una profunda revisión.
Sin embargo, ninguna de estas medidas y otras más que podrían aplicarse, servirán sin que la contraparte en este tema tome real conciencia de los peligros que significan conducir de manera irresponsable. Y es ahí donde hay que poner el acento.
Sin una actitud responsable de los conductores ninguna vía, por más segura que sea, evitará la ocurrencia de accidentes de tránsito. Surge entonces el desafío de lograr que justamente los usuarios de las calles asuman ese compromiso y lo lleven a la práctica. Una tarea compleja que requiere de esfuerzos públicos, en el sentido de generar campañas que aporten a ese fin, y de los propios conductores.