Desde el año 1990 se inició el estudio para dar forma a una reforma educacional en nuestro país, recordemos, que antes de 1973 ella era reconocida en todo el continente por su excelencia. Docentes y académicos eran llamados por esos países para mejorar sus respectivas formaciones. La educación chilena a través de su calidad dio forma a la pujante clase media que provenía en su mayoría de los sectores asalariados y reconozcamos que ella misma fue un motor importante en el desarrollo económico y social de la República. Tuve el honor de ser diputado y senador post Pinochet desde 1990 al 2010, merced a ello fui presidente de la Comisión de Educación por varios años, gracias a ello, conversé con los cuatro mandatarios del retorno a la democracia, en materia de reforma por no contar con los votos legislativos se avanzó mucho en lo logístico, pero en lo doctrinal hubo medidas solamente paliativas como la tristemente LGE.

En esta materia tan sensible e irrenunciable de vastos sectores del país hemos llegado al año 2014 con mayoría parlamentaria a iniciar un debate de reforma, como si en esos 20 años las porfiadas y numerosas comisiones no hubieren construido y creado nada. Antes era Holanda, los países asiáticos a los que había que buscar para traer ideas y ahora es Finlandia con visitas de ministros y abultadas comitivas.

Soy partidario del Gobierno de la coalición, pero mis años y experiencia no me hacen incondicional irresponsable. Se equivocó el Gobierno con la designación de quien pudo ser un brillante ministro de Hacienda, a quien ubicó en la arena sin que él fuera experto en educación, hasta tal extremo que lo confesó públicamente. Pero digamos en exclusiva una verdad que se oculta, Eyzaguirre y algunos boys, visualizaron una candidatura presidencial porque sería él, quien en tiempo más que prudencial llevaría a término la reforma, sabía que plata había y dónde estaba, pero ministro, la Educación no es sólo plata, es también ciencia y filosofía, por sus resultados despídase de una aspiración al sillón donde tanto se sufre. Un paso al costado es esperable por el bien primero de Chile y después del Gobierno.

Roberto Muñoz Barra,