La PSU 2014 registró un 10% de ausentismo en La Araucanía
Prueba. Los postulantes encontraron la prueba de Lenguaje y Comunicación mucho más fácil que los ensayos. Hubo rostros satisfechos y optimismo en el desempeño.
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Juan Esteban Riquelme tiene 18 años y no puede caminar, escribir, comer ni vestirse. Habla y lee con dificultad, pero como su voluntad de salir adelante es más fuerte que su discapacidad, después de años de rehabilitación en la Teletón ha conseguido hacerse entender.
Son las 6 de la mañana y Juan comienza a prepararse en su casa, ubicada en Labranza, para llegar a tiempo a rendir la PSU. Junto a Juan, otros 15.016 postulantes a la educación superior se inscribieron en la Región para rendir la PSU 2014.
A él no le gusta llegar tarde a sus compromisos y reconoce que durante toda su trayectoria académica se ha esforzado para conseguir sus metas, siempre de la mano inseparable e incondicional de su madre.
Aunque quisiera no tiene otra alternativa. Juan es absolutamente dependiente como resultado de una asfixia neonatal severa que le provocó una parálisis cerebral de por vida.
El destino lo dejó confinado a un cuerpo que no le responde desde el punto de vista motor, sin embargo, su capacidad cognitiva no sufrió secuelas y es capaz de aprender.
Prueba de ello es que egresó con un 5,9 del Liceo Tiburcio Saavedra, uno de los pocos establecimientos que no le cerró las puertas y donde él devolvió con creces la mano de apoyo durante su enseñanza media, obteniendo la especialidad de contabilidad.
A Juan le gustan los números y tiene un sueño: convertirse en contador auditor.
ADMIRABLE
El primer paso de este sueño lo comenzó ayer cuando se presentó a primera hora en el Liceo Pablo Neruda acompañado de su madre, Constanza Gutiérrez, a rendir la PSU de Lenguaje y Comunicación.
Para ello, el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre) dispone de una sala para estudiantes que tengan necesidades educativas especiales y de esa manera Juan está rindiendo la PSU.
Su madre cuenta que la examinadora le lee las preguntas y Juan en voz alta responde eligiendo una alternativa. Lo propio hará el día de hoy cuando rinda la prueba de Matemáticas y entregue las instrucciones de cálculo de cada uno de los ejercicios.
Ayer, pasadas las 12 horas, Juan salió de su local de rendición al terminar la prueba de Lenguaje y Comunicación y su semblante reflejaba un genuino orgullo.
"Me fui bien y estoy contento", fueron sus primeras palabras, mientras que su madre no pudo evitar emocionarse.
Para ella, este viaje ha sido tan duro como para su hijo. Siente y reconoce que está cansada. "Llevo acompañándolo al colegio desde primero básico y mientras él estaba en clases yo deambulaba por los pasillos. En el liceo me quedaba dormida esperando y por lo mismo me agarré varias pulmonías por el frío", relata la madre de Juan.
Pese a todo el sacrificio y postergación personal, ella no puede esconder la profunda admiración que siente por su hijo.
"Él está aquí para demostrar que se la puede y para ser un ejemplo para muchos otros niños que se quedan en sus casas. A él le ofrecieron, inclusive, hacer la práctica desde la casa y no quiso. Mi hijo no desea aislarse, le encanta la gente y sociabilizar. Ha luchado toda la vida para integrarse", relata Constanza, quien de paso cuenta que hará su práctica desde el 17 de diciembre en el Departamento de Finanzas de la Intendencia.
"Ya está todo listo. Son 580 horas y estamos muy agradecidos por la oportunidad. Le tengo mucha fe y sé que seguirá derribando montañas. Si en un comienzo se demoraba 3 semanas en un balance, ahora los hace en 3 horas", detalla
Casos como el de Juan sólo hubo dos en Temuco y cada uno de ellos ocupó una sala personal en el Liceo Pablo Neruda.
RENDICIÓN
Hasta las otras 239 salas, distribuidas en 16 locales de rendición en la capital regional, llegaron desde muy temprano el resto de los postulantes, sólo portando su tarjeta de identificación, carnet, goma y lápiz.
Aunque hubo casos extremos en donde los alumnos llegaron con todo doble a instancias de padres, tanto o más desesperados.
Este es el caso de Nelson Devia tiene 18 años y hace una semana salió de cuarto medio del Colegio Juan XXIII. Ayer le tocó rendir la PSU 2014 en el Liceo Tiburcio Saavedra y fue uno de los primeros en llegar.
"Mi mamá estaba tan nerviosa que antes de las 07.30 me tenía bañando y me echó de la casa antes de las 08.00. Tampoco me creyó que la prueba era a las 09.00", relata Nelson mientras espera con ansias junto a otros compañeros que comience la prueba.
Junto a Nelson y en sus respectivos locales de rendición, tanto en Temuco como en el resto de la Región, otros 13 mil 500 postulantes a la educación superior efectivamente rindieron ayer la PSU de Lenguaje y Comunicación.
Si bien los inscritos para rendir la prueba este año fueron 15.017 en la Región, María Cecilia Fuentes, la encargada del Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre), precisó que "tal como ocurre todos los años, no se presentan todos a dar la prueba, yo diría que tenemos entre un 10% y un 12% de ausentismo más o menos".
"Situación esperable y que ha sido la tendencia, añade la académica, desde que la prueba es gratuita, mi opinión personal es que como a los chicos no les cuesta nada no existe mucha valoración", planteó.
Cuando faltaba todavía media hora para que comenzara la prueba, los estudiantes ya se encontraban apostados e intranquilos en las puertas de sus respectivos locales de rendición.
Con cigarro en mano, el lema era "tranquilo nervioso", aunque varios declararon sentirse relajados debido a la preparación previa en un preuniversitario.
También estaban los que ya se pusieron a trabajar y eso, reconocieron, logró aminorar el estrés. "Estoy tranquila. Que sea lo que Dios quiera y resulte", sostuvo Geraldine Torres, egresada del Liceo BrainStorm, quien minutos previos a rendir la prueba escuchaba feliz de la vida música en su dispositivo personal.
Pero como no hay plazo que no se cumpla, a las 9 en punto comenzaron a entrar a sus respectivas salas los miles de ilusionados postulantes a la PSU.
Claro está, no sería una clásica PSU, sin los atrasados hasta en una hora porque se quedaron dormidos o quienes estaban perdidos a causa de no haber concurrido al reconocimiento de sala.
Por razones obvias se trata de postulantes que esquivaron a la prensa sin emitir comentarios. Hubo sí otros postulantes que si bien llegaron atrasados explicaron que no fue su culpa.
En este grupo estaban los trabajadores (en su mayoría del retail) a quienes no les dieron permiso para asistir a dar la prueba. La única opción fue simple y llanamente "fugarse" a escondidas y a instancias de una coartada.
A la 10.20 comenzaron a salir los primeros estudiantes de sus salas, en cuyos rostros se reflejaba satisfacción y tranquilidad. Luego de un recorrido por varios locales de rendición, la mayoría manifestó que encontró fácil la prueba de Lenguaje y Comunicación, al menos comparativamente con los ensayos de los preuniversitarios.
DESAFÍO
Dentro de los miles de postulantes que rindieron la PSU, en el Liceo Pablo Neruda estaban aquellos que se presentaron a rendir la prueba como como desafío personal, ya sea para probar sus conocimientos o para darse segundas, terceras y más oportunidades.
Son alrededor de 20 las personas cuyos RUT empiezan con 5 millones, pero que sin embargo, sus ganas de vivir van en reversa.
Uno de ellos es el pensionado de 66 años, Jorge Echeverría, quien posee la beca Valech y dos hijos profesionales.
Relata que está estudiando desde este año Ingeniería en Construcción en Inacap, pero que como nunca en su vida dio la PSU, decidió poner su capacidad intelectual a prueba y medirse con los jóvenes recién egresados.
"A mí me gusta estudiar y como sabía que tenía una desventaja con los jóvenes llevo tres años haciendo un preuniversitario. No me voy a salir de Inacap, sólo es un desafío personal", advierte.
Y si de desafío se trata, también están las madres que en su momento no pudieron terminar sus estudios y que sin importar la edad decidieron darse la oportunidad de vivir la PSU.
Este es el caso de Rosa Mariqueo, quien llegó hasta el Liceo Pablo Neruda desde un sector rural distante a 20 kilómetros de Chol Chol con dos de sus tres hijos: Constanza (9) y Paulina (2), quienes debieron esperar sentaditas en el pasillo, mientras su mamá rendía la prueba.
Al salir Rosa lucía orgullosa su tarjeta de identificación ya timbrada, como prueba de su hazaña. Tuvo que venir con sus hijas, ya que su esposo está trabajando cerca de Santiago.
"Nunca había dado la PSU y de hecho soy la primera de la familia que la da. Terminé hace poco mis estudios, ya que antes sólo había llegado hasta octavo básico. Volví a estudiar con familia y todo en al noche después de 15 años y gracias a una gestión de nuestro alcalde que nos puso un furgón para que nos pudiéramos trasladar desde el campo hasta Chol Chol", cuenta.
Nueve eran los alumnos de este curso y aunque estaban todos inscritos, sólo llegaron otros dos, además de Rosa.
"Llevo acompañándolo al colegio desde primero básico y mientras él estaba en clases yo deambulaba por los pasillos. En el liceo me quedaba dormida esperando y por lo mismo me agarré varias pulmonías".
Constanza Gutiérrez
mamá de Juan Esteban Riquelme
postulante