Aunque La Araucanía se ha habituado a convivir con los indicadores sociales y económicos que permanentemente la colocan en los últimos lugares del país, de cuando en cuando surge alguno que vuelve a herir el orgullo de la Región, como el que se reveló en el último reporte anual de sueldos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que de acuerdo a las cifras del año 2013, la situó en la penúltima ubicación de las remuneraciones mensuales por persona, y en el último peldaño del ingreso medio menual según hogar, el que agrupa, además del sueldo de los componentes del grupo familiar, los otros ingresos que se puedan percibir con regularidad. Ciertamente no es nada nuevo para quienes siguen la evolución económica de la Región, pero no deja de llamar la atención, por ejemplo, la brecha que hay, en cuanto a los ingresos por persona, con las regiones de Antofagasta y de Magallanes.
En concreto, mientras el sueldo promedio mensual de los trabajadores de La Araucanía llega a los $307.545, en Antofagasta es de $624.709, al tiempo que en la zona de Punta Arenas asciende a los $679.635 para igual lapso de tiempo. Como se hace evidente, hay una diferencia de poco menos el doble con regiones que exhiben un alto dinamismo económico gracias a la actividad minera, la primera, y al impacto sostenido del aparato público, en el segundo caso.
Quizás si el único botón positivo de este informe anual del INE es aquel que indica que la Región fue la que registró el octavo mayor crecimiento salarial en el país el año pasado, con un alza acumulada de 5,1%. Si bien está lejos del guarismo de Atacama, que anotó un incremento real de 20,3%, al menos sirve para abrigar esperanzas acerca de las posibilidades que hay para reducir la brecha.
En La Araucanía no hay minería ni una presencia fuerte del Estado como para esperar un cambio inmediato en el escenario. Para que la estructura salarial mejore, como han dicho los expertos, es fundamental que la educación haga lo suyo, en el sentido de formar a una mano de obra calificada que necesariamente justificará una mayor remuneración; además de un sector privado que halle aquí las condiciones básicas para proyectarse e invertir.