Condenado por asesinar a sus padres dio la PSU y quiere retomar su carrera
RETO. Felidor Hermosilla Hollander (39) fue condenado hace 8 años y medio a presidio perpetuo, cuando le faltaba sólo un semestre para terminar Medicina Veterinaria en la UCT.
Entre el variopinto mundo de historias de quienes dieron la PSU 2014 estando privados de libertad se encuentra el caso de Felidor Hermosilla Hollander, de 39 años, quien está recluido en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de Temuco.
Hace ocho años y medio, y cuando sólo le faltaba un semestre más la tesis para terminar su carrera de Medicina Veterinaria en la Universidad Católica de Temuco, fue condenado a presidio perpetuo por el doble parricidio de sus padres, inhumación ilegal y porte ilegal de arma de fuego.
El parricidio lo cometió una noche de septiembre de 2005. Pasadas las 23 horas y premunido de un arma de fuego con silenciador, la cual había adquirido al enrolarse en un club de tiro, le disparó a sus padres en la cabeza mientras éstos dormían.
Luego los enterró en el patio de su casa ubicada en la villa Santa Elena de Maipo y no fue sino hasta 10 meses después que el asesinato quedó al descubierto, debido a que él mismo estando en Puerto Montt, lugar al que había huido con la intención de quitarse la vida, llamó a la policía y confesó el crimen.
PSU: UNA META
Según cuenta el director de la escuela municipal de la cárcel de Temuco, Néstor Aravena, Felidor Hermosilla se inscribió para dar la PSU 2014 junto a otros 41 reos del CCP de Temuco, cuyas edades oscilan entre los 17 y hasta los 60 años.
"Me di cuenta que llevaba siete años de mi vida sin una meta. Aquí uno no maneja una agenda y eso es terrible, al final uno aprende a lidiar con el día a día para evitar psicociarse, en otras palabras, entrar a un estado de estrés por inadaptación al sistema, por eso pensé que la PSU me podría aportar mucho", explica Hermosilla al ser consultado por las razones que lo llevaron a inscribirse en la PSU.
Si bien para todos los internos que rindieron la PSU dicha decisión constituye un desafío importante que viene en muchos casos a coronar el término de la enseñanza media estando privado de libertad, para Felidor Hermosilla es un verdadero reto en el que trabajó arduamente durante el año.
Sobre todo, considerando que fue hace 16 años cuando dio por primera vez la entonces Prueba de Aptitud Académica (PAA), obteniendo un puntaje sobre los 700 puntos en tres de cinco pruebas, lo que le permitió ser el primer matriculado de su carrera el año 1999.
La jefa de la UTP de la Escuela de la cárcel, Raquel Veloso, confirma que el promedio de los puntajes que obtienen los internos "no supera los 500 puntos, pero hemos tenido excepciones como Luis Godoy el año pasado, quien sacó más de 700 puntos en Historia, pero naturalmente que son casos muy esporádicos", acota.
Convertirse en otro error estadístico es el desafío que se autoimpuso este año Felidor Hermosilla y de hecho tiene todas sus fichas puestas en sacar un mínimo de 750 puntos.
"Trabajé para eso y espero que resulte. Me encantaría poder retomar mi carrera. La escuela me ayudó mucho facilitándome textos y, por otro lado, Gendarmería me colaboró con los tiempos de estudio, situación de la cual estoy muy agradecido", confirma Hermosilla.
Al ser consultado el director de la escuela, Néstor Aravena, en torno a la conducta de Felidor y si existiría en él atisbos de un desequilibrio psicológico, éste puntualizó que "no he evidenciado ningún tipo de conducta anómala. Se relaciona con sus pares en el módulo uno muy positivamente y de hecho colabora con Gendarmería en los distintos programas, además aquí en la escuela ha colaborado mucho con la biblioteca", advierte Aravena.
CONCILIAR
La apuesta de Felidor Hermosilla, según él mismo consigna, es convertirse en una punta de lanza para que Gendarmería logré conciliar el derecho a la educación con el estado de privación de libertad y, sobre todo, en casos como el que él encarna, puesto que al ser su condena perpetua efectiva, su salida no se vislumbra antes de los 73 años de edad.
Dicho anhelo se conjuga con el camino que ha escogido dada su situación de cadena perpetua.
"Mi opción es tratar de mantenerme dentro de esta realidad lo más íntegro posible y aprender de ella. Al refugiarme en la escuela y el trabajo que me asignan, al menos durante el día, logro huir de mis fantasmas con los que debo lidiar de noche en mi cama", cuenta Hermosilla.
Al ser consultado el director regional de Gendarmería, el coronel Luis López, respecto de la posibilidad real que tiene Felidor de estudiar una carrera si es que obtiene el puntaje requerido, éste señaló que estando toda la disposición de parte de la institución a permitirle estudiar, dada su condena perpetua efectiva, la única posibilidad sería bajo la modalidad e-learning.
"El hecho que sea perpetuo complica su posibilidad de conciliar su condena con el estudio. El que obtenga un alto puntaje no implica el beneficio de salir a estudiar, ya que los casos se evalúan particularmente. Ahora si él queda en la universidad y su condena no permite el beneficio se podrán buscar otras opciones como es la modalidad e-learning", detalla el coronel.
ARREPENTIDO
Felidor Hermosilla hace un mea culpa de su condena y no esconde su responsabilidad. Cuenta que si hace ocho años atrás no dijo nada fue "porque me parecía un acto cínico que podía interpretarse como que yo buscaba bajar mi condena".
Asimismo, reconoce que está arrepentido y que sus padres, como cualquier otro ser humano, no merecían morir de esa manera.
"Decir que estoy arrepentido es poco decir. No existe una palabra en el diccionario que refleje lo que siento. Estoy arrepentido exponencialmente por el daño que produje. Yo los adoraba", cuenta visiblemente afectado.
Felidor de paso aclara que cuando ultimó a sus padres no lo tenía planificado y que en el fondo lo hizo "para que ambos descansaran en paz", explica.
"En mi casa siempre hubo violencia intrafamiliar. Ellos se agredían física y verbalmente. Yo, lamentablemente, asumí un rol que no me correspondía: ser el mediador", postula.
La noche del parricidio, Felidor cuenta que "esa tarde había sido zamba canuta y en algún momento se pasa la línea y uno se va a negro, cual caballo con carreta".
El sueño de Felidor es poder ser trasladado al CET de Vilcún y ser visitado por sus dos hijas.