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Uruguay aboga por reinserción de los presos de Guantánamo

tRASLADO. El Gobierno uruguayo aseguró que los reclusos podrán llevar una vida "común y corriente" y pasear por las calles "como cualquier hijo de vecino".

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El ministro uruguayo de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, veló ayer por la inserción social de los seis presos del penal de Guantánamo (Cuba), que llegaron el domingo a Uruguay en calidad de refugiados, y que tras superar el chequeo médico podrán pasear por las calles "como cualquier hijo de vecino".

En declaraciones a Radio Carve, Fernández Huidobro aseguró que la inserción en la sociedad de estos hombres -cuatro sirios, un tunecino y un palestino-, cuyo traslado forma parte del programa de cierre del penal adoptado por el Presidente estadounidense Barack Obama, "va a ser como la que hicieron nuestros padres y abuelos cuando llegaron acá, perseguidos por la miseria y la guerra".

"Uruguay es un país de inmigrantes. Van a tener que conseguir un trabajo, y si quieren traer a sus familias, podrán hacerlo", agregó el ministro.

El 58% de los uruguayos rechazaba en una encuesta en octubre este traslado, un compromiso adoptado por el alto mandatario de Uruguay, José Mujica, en su última reunión con su homólogo norteamericano en marzo de 2014.

Respecto del supuesto peligro que estos ex reclusos podrían ocasionar en la sociedad, el titular de Defensa opinó que no es bueno "estigmatizar", para añadir que "parece que desconociéramos nuestra propia historia".

El Presidente uruguayo se comprometió con Obama a ofrecer la "hospitalidad" de su país "para seres humanos que sufrían un atroz secuestro en Guantánamo", según explicó en una carta pública el pasado 5 de diciembre, en la que añadía que la razón "ineludible", era "humanitaria".

Ahora, y a juicio de Fernández Huidobro, "van a poder vivir en paz, sentarse en una tribuna del estadio y hacerse hincha de algún cuadro".

CHEQUEO MEDICO

En la actualidad y desde su llegada, cinco de los trasladados se encuentran realizando un chequeo médico en el Hospital Militar de Montevideo, mientras que el sexto lo hace en el Hospital Maciel.

En este sentido, el ministro destacó que todos "están bien" y que se encuentran realizando revisiones médicas, el motivo por el que no andan "por las calles de Montevideo, caminando como cualquier hijo de vecino".

Con respecto al ex prisionero sirio de 43 años que estuvo en huelga de hambre en protesta por su prolongada detención indefinida sin juicio y que mantiene una disputa judicial en EE.UU. sobre los métodos de alimentación forzada en la prisión, ya empezó a comer y "en muy pocas horas va a salir del Hospital Militar y se va" a hacer "vida común y corriente", afirmó el ministro.

Estos reclusos, de larga duración y contra los que nunca se presentaron cargos, son considerados de bajo perfil y riesgo por EE.UU., por lo que el ministro aseguró que la sospecha de que pudieran integrar células terroristas es "tamaño disparate", ya que EE.UU. firmó un documento que dice que "no tuvieron nada que ver con nada" y Uruguay hizo las investigaciones "que se tenían que hacer".

Esta transferencia al país sudamericano deja a Guantánamo con 136 presos. De los que 67 ya han sido aprobados para ser transferidos, 59 están en revisión para determinar si pueden ser liberados y únicamente diez afrontan cargos, fueron acusados formalmente o cumplen sentencias.

Uno de los seis reclusos de Guantánamo llegados a Uruguay, Abdelhadi Omar Faraj, aseguró en una carta pública que brindarán "sólo buena voluntad" y "contribuciones positivas" en su estancia, según publicó ayer el diario El País. "En cuanto a mí y los otros prisioneros, deseo asegurarle a todos los uruguayos, incluyendo el Gobierno, que brindaremos sólo buena voluntad y contribuciones positivas a Uruguay mientras aprendemos español y rehacemos nuestras vidas aquí", explica Faraj en la misiva.

Filipinas: tifón deja 28 muertos y un millón de afectados

Emergencia. La tormenta tropical se acercaba ayer a la capital, Manila.

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Al menos 28 personas murieron y más de un millón quedaron desplazadas en Filipinas por el Hagupit, que pierde fuerza y fue rebajado de tifón a tormenta tropical según se acerca a Manila, por cuyas cercanías se esperaba que pasara ayer por la noche.

Los vientos sostenidos de 175 kilómetros por hora con los que Hagupit tocó tierra este sábado en la localidad de Dolores, en Samar Oriental (centro de Filipinas), se convirtieron ayer en vientos de 85 kilómetros por hora. No obstante, los vientos siguen siendo peligrosos, así como las inundaciones creadas por las copiosas precipitaciones.

"Dieciséis de los fallecidos fueron a causa de una riada provocada por las intensas lluvias en la localidad de Borongan, en Samar Oriental", explicó Richard Gordon, presidente de la Cruz Roja filipina, la organización que ofreció el balance de 28 víctimas mortales.

Gordon declaró a la cadena de televisión local ANC que el balance de víctimas mortales puede crecer porque "hay muchas zonas a las que todavía no se ha conseguido llegar".

"Seguimos peinando la zona, pero muchas de ellas no son de fácil acceso y, como la red de comunicación se ha visto afectada, no podemos recibir información", explicó el máximo representante de la Cruz Roja filipina.

Las agencias gubernamentales de Filipinas comenzaron ayer la distribución de material de ayuda humanitaria, mientras más de 1.700 soldados habilitaban las carreteras en la isla de Samar, donde el viento destruyó numerosos hogares y derribó árboles.

En Manila, autoridades y residentes continuaban ayer con los preparativos para recibir a la tormenta que, según la Agencia Meteorológica de Filipinas (PAGASA), avanza a 15 kilómetros por hora con vientos sostenidos de 85 kilómetros por hora y ráfagas de hasta cien kilómetros por hora.