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Falta de aseo, inseguridad y pastizales son principales quejas en la ciclovía

Ciclistas. Los usuarios de la vía que se extiende desde General Mackenna hasta Los Ganaderos exigen mayor mantención de esa ruta al municipio.
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La gran ciclovía de Temuco es una buena alternativa para recorrer gran parte de la ciudad. Son 32,79 kilómetros de estas pistas exclusivas para estos vehículos no contaminantes y que a su vez permiten ejercitar.

Sin embargo, son varias las situaciones que los propios usuarios de esta vía han denunciado, ya que afectan directamente a la seguridad de las personas y al buen funcionamiento de las bicicletas.

Uno de los reclamos más recurrentes de los ciclistas es el lanzamiento de objetos al suelo, mayoritariamente botellas de vidrio, lo cual revierte un gran peligro no solamente para las bicicletas, sino también para las personas que salen a trotar en el trayecto.

Claudia Quezada y Valentina Peralta suelen utilizar la vía para trotar, pero temen que durante su ejercicio puedan encontrar peligro ya que suelen encontrar.

Macarena Venegas es usuaria frecuente de la ciclovía. Ella ha sido testigo de diversos trozos de vidrio que pueden dañar los neumáticos de las bicicletas. "Donde más se ve vidrio en medio de la ciclovía es en General Mackenna, porque está cerca de los pub y discoteques, y cerca de la Universidad de La Frontera", dice.

Otro punto de mayor concentración de vidrio y basura en general se encuentra en el extremo poniente de la obra vial, junto con la calle Los Ganaderos donde las bolsas, envoltorios y botellas forman un revoltijo de desechos.

Es precisamente en esta zona donde surge otro problema para los ciclistas: los altos matorrales y pastizales que molestan a las personas al pasar. "Es un gran peligro porque con un pequeño descuido, como el lanzamiento de un cigarro encendido, esos grandes pastizales pueden encenderse y causar un gran incendio", denuncia Orlando Cuevas.

Para él, se necesita más preocupación de parte del municipio en cuanto al aseo. "He visto partes donde el municipio corta el pasto o los matorrales alrededor de la ciclovía, pero dejan todo botado", alega y agrega que es necesario que la entidad comunal se preocupe de realizar mantención frecuente en el espacio.

Daños que dañan

El estado del suelo es otro tema que preocupa, especialmente a aquellos que han invertido miles de pesos en sus móviles. Ronald Contreras conduce una bicicleta pistera o rutera, pero teme dañarla debido a que en medio de la ciclovía el pavimento sufre un cambio de nivel, dando paso a un gran círculo donde se ubican entre dos y tres bancas. Ese desnivel le incomoda porque su móvil no está preparado para sufrir grandes saltos a la velocidad que recorre. "Mi bicicleta me costó ochocientos mil pesos. La ciclovía debería estar lisa para conducirla a alta velocidad, pero no puedo hacerlo porque en esos círculos está erosionado el pavimento y me puede hacer daño a las ruedas. Siempre debo lidiar con eso", cuenta Ronald Contreras.

Además, la destrucción de elementos de seguridad y señales en la ciclovía se puede constatar en diversos puntos. En calle O'Higgins, al llegar a General Mackenna, uno de los cilindros con cemento que lo protege del ingreso de vehículos grandes y motorizados quedó doblado tras un intento de sacarlo de raíz, aunque el cilindro continúa ahí. Pero dos de estos mismos elementos ubicados en la intersección de calle Uruguay no corrieron la misma suerte. Uno de ellos quedó completamente destruido y no hay impedimento para que los automóviles pasen por encima de la ciclovía para atravesar el camino de tierra que conduce hacia Simón Bolivar. En tanto el protector del otro lado de la calle Uruguay quedó partido a la mitad (ver imagen). Ninguno de esos elementos ha sido reparado.

Este radio, cercano al Gimnasio Olímpico de la Universidad de La Frontera, revierte un especial peligro para los ciclistas, ya que aquí convergen los vehículos que transitan desde Uruguay, los que pasan desde el camino de tierra y los que llegan desde calle Imperial y cruzan hacia Simón Bolívar. La estudiante Macarena Venegas, quien frecuenta el lugar, sabe que es necesario intervenir en el lugar, que tampoco cuenta con demarcación en calle Uruguay. "Sería bueno que allí hubiera un semáforo, más señales o incluso un paso de cebra, porque los ciclistas siempre tenemos problemas cuando hay muchos vehículos en ese lugar", reclama Venegas.

A casi 100 metros de Uruguay, al llegar a calle Santa Teresa, dos agujeros develan de la falta de discos Pare para ciclistas, los cuales fueron removidos del lugar. Con lo único que cuentan los usuarios de la ciclovía en este punto es la generosidad de los automovilistas que se detienen al observar gente pasando. "Esta parte de la vía es peligrosa para los niños que salen a jugar", apunta Macarena Venegas.

En Caupolicán, a pocos metros de calle León Gallo, los semáforos permiten regular el paso de los ciclistas entremedio de la avenida. Esteban Díaz dice que aquí los conductores son respetuosos , "pero el semáforo para ciclistas es muy corto para mi gusto". Y, como se puede constatar justo en ese punto, en el bandejón central, un semáforo para tránsito mayor que debía ubicarse en medio de la vía fue removido.

Falta de educación

Un reclamo frecuente entre los ciclistas es que la gente -peatones y conductores- no está acostumbrada a convivir con los ciclistas y las vías exclusivas para bicicletas. Así lo manifiesta el ciclista Orlando Cuevas, quien afirma que simplemente no puede conducir tranquilo por la vía, porque encuentra personas caminando en medio, cuando en realidad no deberían. "Los peatones caminan en la ciclovía que deberíamos ocupar solo nosotros, los ciclistas. Cuando andamos a alta velocidad, a veces nos hemos tenido que detener y bajarnos de la bicicleta porque las personas no se quitan de en medio", dice Orlando Cuevas.

Pero Cuevas reconoce que no se trata de una mala intención de los peatones y que hay sectores donde hace falta senderos exclusivos para peatones en el sector de Pichicautín.

Otra situación diferente se vive en calle Cruz, entre calles Claro Solar y Varas, donde más de dos vehículos se estacionan en la vereda, bloqueando parte de la ciclovía.

Patricio, familiar de uno de los habitantes de estos hogares donde se agolpan los automóviles, quien no quiso entregar su nombre completo, explica que no hay lugar donde estacionar durante reuniones familiares, y que no implique un gran costo para quienes son choferes. "En días de semana, como hoy (lunes) los parquímetros nos cobran caro, así que buscamos otros lugares para dejar los vehículos", cuenta.

Seguridad

Henry Ferrada, director de Seguridad Ciudadana de Municipalidad de Temuco, asegura que dos equipos de dos funcionarios municipales cada uno se encargan de recorrer la ciclovía. "Ellos tienen una labor relacionada a prevención del delito. En su trayecto van revisando si hay irregularidades o problemas y las notifican al municipio", indicó el encargado de Seguridad Ciudadana.

Pero Matilde Muñoz, presidenta de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Temuco, duda que ese plan funcione. "Yo vivo al lado de la ciclovía, cerca del hotel Terra del Sur, y nunca he visto pasar al personal de seguridad", afirma. Para manifestar la falta de seguridad que se vive en su sector, pone un ejemplo concreto. "Hace muy poco inauguramos unos focos para alumbrar la zona, muy bonitos. Días después, los vándalos tiraron cosas a los focos y los rompieron", cuenta Matilde Muñoz.

De todas formas, Ferrada anunció que el personal de vigilancia de ciclovías extenderá su horario de trabajo de ocho horas diarias, actualmente establecido entre las 9 y 17 horas, de lunes a viernes, y funcionará también los sábados y domingos durante el período de vacaciones.