Como ya lo habíamos advertido hace bastante tiempo, aquellos que propugnaban las uniones legales entre parejas del mismo sexo, no quedarían conformes, sino que irían por más. Luego de presionar para que se legisle a favor de las uniones de hecho (dentro de un paquete completo que incluía las uniones de hecho entre heterosexuales, que por cierto son la mayoría), se está presionando a favor del mal llamado matrimonio homosexual (a partir de una simple definición no podría ser tal, a menos que se cambie la Constitución, y de paso el diccionario); pero eso no es suficiente. Ahora toda la presión se hace sentir a favor de la adopción de niños por parte de parejas gay. ¿Qué viene después? Evidentemente no se detendrá allí. ¿Aún se niega que exista una agenda internacional que orienta la causa gay?

Los medios de comunicación y por cierto el mundo político da todos los espacios para arengar a favor de esta causa, acallando cualquier argumento inteligente en contra. Ejemplo: Aún no escucho a defensores ni a detractores establecer con firmeza el derecho inalienable del menor de edad por sobre el de los adultos. Quizás muchos medios escogen a los detractores más débiles en sus argumentos ridiculizándoles y de paso fortaleciendo la causa gay.

El principio simple al que hago referencia es aquel que en algún momento -cuando aún la presencia gay en los foros internacionales no era tan influyente- reconocía el derecho del niño por sobre el del adulto en todo momento. Concretamente, daba al menor el derecho a contar con ambos referentes mientras se estaba desarrollando psicosexualmente, esto es entre los 3 y los 12 años. ¿Qué quiere decir? Que un niño debía contar con ambas figuras complementarias, hombre y mujer, que le permitieran desarrollarse de manera normal en cuanto a la identificación con un sexo. Esto va más allá de la calidad de la familia, pues estaba basado en el referente que orientaría su desarrollo natural.

Ciertamente existen muchos hogares donde sólo hay padre o madre, pero ello no haría que fuera mejor tener sólo dos padres o dos madres. Un hombre podrá ser buen padre, pero nunca podrá sustituir completamente a una madre, y viceversa. Por ello la Biblia dice simplemente que Dios creó varón y hembra. No dice que los orientó en sus conductas, sino que les dio una naturaleza determinada. Su desviación posterior se debe a muchos factores; la mayor parte de ellos, sino todos, tienen su origen en los efectos de la misma conducta humana que la Biblia define como pecado original.

Andrés Casanueva,