cronica@australtemuco.cl

Luis Quezada en estos últimos días ha sido el foco de la noticia por la agresión al padre Sergio Villalobos en la Iglesia San Buenaventura cuando culminaba la misa a las 20:30 horas del pasado martes.

Tras su detención y formalización en el tribunal de Angol, ahora se encuentra tras las rejas en la cárcel de la ciudad producto de la brutal agresión que llamó la atención, entre otras cosas, por las consignas islámicas "Isis, Isis" que gritó al momento atacar al sacerdote.

Quezada en las dos últimas semanas deambulaba por las calles de Angol, pues no había llegado al CET donde se encontraba recluido y cumpliendo condena con beneficio de salida dominical. Es ahí donde la historia, poco a poco, toma el eje que lo condena, un día martes 16 de diciembre atacando a un párroco.

Malas juntas

Tuvo una infancia irregular. Abandonado por su madre a los tres meses de edad, fueron los abuelos quienes estuvieron a cargo del menor en ese entonces hasta el deceso de ambos. De su padre no se conocen siquiera rastros, aunque sus otros dos hermanos (una abogada y el otro contador auditor) ya tienen carreras prominentes y otra hermana que está estudiando en Santiago, según contaban los propios vecinos, no querían saber mucho de él. Tras la muerte de los abuelos fue la tía, Margarita Carrasco, quien tuvo la misión de continuar la crianza pero esto cambió, según los vecinos, por las malas juntas que comenzó a gestar durante la adolescencia.

Cuenta Germán (67 años), quien por temor no quiso dar su nombre completo, que "El Chorizo" siempre "desde niño que fue un "pato malo". Lo conocemos de cabro chico aquí. Empezó a delinquir como a los 9 o 10 años, o un poco más (17 años) y esto pasó debido a que los abuelos de él fallecieron. A partir de ahí empezó todo". Este relato coincide también con el de otro vecino del sector Piedra Blanca, quien decidió proteger su identidad por temor a futuras represalias, agregando que "las malas juntas que él tenía le aconsejaron quemar la casa de los abuelos porque le decían que la tía se quedaría con ella y éste tendría que irse". Concluye que "siempre merodeaba por el sector y a veces intentaba ir a robar a casa de otros vecinos o en la misma calle lo que venga sólo para tomarse la plata. Era un "agrandado". Además que con sus amigos siempre se iba a tomar a la casa de la tía, le tiraba las botellas al techo para provocarla".

Antonio (55 años) vecino del sector Piedra Blanca también contó que a Quezada nunca lo pudieron hacer cambiar "incluso su mamá hace unos años volvió a buscarlo y se lo llevó a Santiago, le dio capital para que comprara ropa y vendiera y así tomara un nuevo rumbo en su vida". Sin embargo, esto no fue posible ya que "todo lo que vendió de ropa, se lo tomó". Incluso su hermano, el contador auditor, le quiso dar trabajo de junior pero Luis se negó "porque prefería la vida de la calle".

Además, los tres vecinos al ser consultados por el ataque que Luis Quezada perpetró al sacerdote Villalobos con frases islámicas coincidieron en que las dijo para "agrandarse". "Él ni siquiera sabe lo que es Isis, menos lo sabemos nosotros, pero si lo dijo fue porque eso lo escuchó en la tele para agrandarse". Finalmente, advierten que en el último tiempo no merodeaba mucho por el sector. "Como no tenía casa, se estaba quedando donde un amigo".

Evangélico

Por los cerros, pasando un camino de ripio y de complejo acceso, Margarita Carrasco (68 años), tía del agresor comenta que "yo no me explico por qué atacó a un curita en una iglesia diciendo esas frases tan extrañas que ni siquiera sabemos qué son o qué significan". También agrega respecto a que ellos siempre han sido evangélicos. "Los abuelos y yo le inculcamos desde niño a Luis de ser evangélico, si bien él nunca predicó pero era creyente, entonces, ¿Por qué motivo iba a hacer lo que hizo y de qué? Creí que él lo haría para pedir dinero".

Finamente, cree que puede estar arrepentido y "ojalá que tenga la oportunidad de rehabilitarse, aunque esto lo veo muy difícil" pero coincide con los vecinos que las frases islámicas que emitió tras atacar al sacerdote sólo las hizo de "agrandado".