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Arqueólogo derriba mitos sobre el origen de los geoglifos de Atacama

HISTORIA. Gonzalo Pimentel, quien ha estudiado estas figuras gigantes durante años, relata el verdadero significado de este arte rupestre.
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redaccion@mediosregionales.cl

En las laderas del desierto de Atacama, en el norte del país, se halla uno de los grandes misterios de la humanidad. Gigantescas figuras grabadas en el suelo representan formas abstractas e inquietantes siluetas humanas que encierran las claves de un mundo aún por desvelar.

Indescifrables códigos extraterrestres y épicos viajes fenicios son algunas de las múltiples conjeturas que se hacen en torno a más de 500 figuras del norte de nuestro país, unos mitos que pueden ser derribados por el arqueólogo Gonzalo Pimentel, quien lleva años estudiando esas inquietantes formaciones.

Lejos de las explicaciones vinculadas a los marcianos, el origen de esas "grandes proezas" se encuentra "mucho más relacionado con la naturaleza del hombre que lo que muchos otros quieren creer" dijo a EFE el experto en geoglifos y movilidad andina precolombina.

Se trata, según Pimentel, "de un tipo de arte rupestre vinculado a las antiguas rutas caravaneras que los viajeros dejaban como impronta de su paso y su identidad".

testimonio

Las figuras, realizadas principalmente en el primer milenio de nuestra era, miden entre 10 y 300 metros y se encuentran en medio millar de puntos entre Antofogasta y Arica, en pleno desierto de Atacama.

Las creaciones se obtenían "dibujando sobre el suelo, ya sea sacando las piedras superficiales oscuras para dejar a la vista la arena más clara o amontonándolas con el objetivo de generar un contraste que permite distinguir la figura del fondo", explicó el experto.

Ellos son el testimonio de la odisea que debió vivir el ser humano en esos áridos parajes y del comportamiento de los grupos especializados de las sociedades andinas, vinculados al tráfico regional e internacional.

Más allá de las improntas identitarias ,"es posible que las figuras respondan también a sistemas de marcas o señaléticas alusivas a las rutas y desplazamientos", pues su ubicación se encuentra siempre lejos de cualquier antigua localidad.

Nada que ver con las creaciones marcianas o de la Civilización Fenicia -quienes según algunos reportajes habrían dejado el Oriente Medio para asentarse en Atacama hace más de 3.000 años- el origen de los geoglifos estaría relacionado con la misma motivación que empuja a "los jóvenes de hoy día a hacer grafitis en las paredes".

"Las figuras - apuntó el experto- son obra y gracia del Mundo Andino Precolombino, de los ancestros locales que en su afán de domesticar el desierto, de dotarlo de contenido y cultura, nos pintaron las laderas de los cerros con enormes figuras como si quisieran competir con el infinito desierto".